-¡Toma, anda, y vas que chutas!
Me ha dejado pensativa. De pronto sentí una gran identificación con el perrito: durante años, y más años, yo he sido como ese perro, he estado esperando, anhelante, unas migajas de amor, y aunque sólo me daban esas migajas cada mucho tiempo, yo con eso me conformaba, y esa limosna que él me dispensaba como el rey a su mendiga me bastaba para seguir soñando y aferrándome a mi engaño, hasta la próxima.
¿Seré masoquista? Yo creo que no: sólo una tonta. No me gusta sufrir, la prueba está en que, llegado el momento, renuncié a seguir mendigando su amor y dediqué mi cariño a mi niña, que me devolvía ese cariño con creces. La prueba de que era una tonta está en que, para librarme de esa cadena, tuvo que ser él quien se enamorara de otra. Aun así, no se iba: chico listo. A los hombres, al parecer, hay que echarlos a patadas, porque te putean pero no se van. Al fin, sí, tuve que echarle, cuando ya había sufrido tanto que me quedé en los huesos.
Pero a pesar de que él tenía "otra novia" (sic) de alguna manera se las arregló para que me sintiera culpable. Yo siempre me siento culpable de algo, lo confieso. Y después de ¡veintitrés! años de desaires y de decirme "no es bueno querer tanto", "no hay que demostrar tanto el amor", o de dejar de hablarme durante semanas, o de decir "ufffff..." cuando yo intentaba dialogar con él, consiguió que yo creyera que él también había sufrido mucho cuando por fin le hice caso y dejé de luchar para que fuéramos una pareja normal. Ahora comprendo que es muy cierto ese feo refrán de "cuanto más te agachas... ", pero en aquel entonces asumí toda mi culpa, y eso va en la poesía que voy a transcribir hoy aquí, in memoriam de un amor que fue locura (para mí) casi un cuarto de siglo cuando debió haber sido una aventura de dos meses.
Todas las entradas que etiqueto con "mi primavera de desamor" son poemas escritos en aquella época larga y penosa, desde que la duda acechó en mí (él besaba de otra manera, ¿sabéis? pero tuve que escucharle hablar por teléfono para realmente empezar a sospechar, tonta crédula). Hubo un tiempo de sospechas y dolor, un tiempo de certeza y culpabilidad, y, por fin, un tiempo de abrir las manos y dejar que volara lejos.
Ésta, "Ya sé...", es del segundo tiempo, mi admisión de culpa. He explicado todo esto antes porque, si no, creo que sería difícil que nadie la entendiera.
YA SÉ...
Sé que la culpa ha sido también mía.
¡Cuántos errores cometimos, cuántos!
Yo no pensé que tú también sufrías
otros días, otros meses, otros años.
Yo te quería; te alejabas tú.
Tú me amabas y no me lo decías.
¡Qué cruel juego del gato y el ratón!
Y, mientras tanto, nos pasó la vida...
Ahora que ya te vas, te lo pregunto.
Ahora que me abandonas a mi suerte
por fin el corazón queda desnudo
y siento desgarrarme al comprenderte.
¡Qué cadena de errores enlazada!
¡Qué orgullo y qué vergüenza incongruentes!
Yo lloraba por ti, sola en mi cama,
y tú, solo también, callabas siempre.
Por eso, hoy que te vas, ya no me callo.
Es tarde, ya lo sé, pero no importa.
Murieron sin nacer tantos "te amo"
que están llenas de ellos mi alma y mi boca.
Te quiero, y tú te vas, pero te quiero.
Te quiero y te querré, y hasta la muerte,
como en una condena del infierno
diré "te quiero" y moriré por verte.
Antes de que te vayas, quiero darte
cada beso de amor, cada caricia.
Todo lo que en mi soledad no pude amarte
y así, al tú irte, quedaré vacía.
Ha sido todo en nuestro amor locura.
¿Por qué, entonces, tenemos que extrañarnos?
Un amor como el nuestro, necesita
Un amor como el nuestro, necesita
para decir adiós, morir amando...
Jana
Dice un buen amigo y maestro que los poemas no hay que explicarlos, que se dejan ahí y que sea el lector quien los haga suyos o se extrañe.
ResponderEliminarDicho esto y pidiendo tu perdón por decirlo, te digo que el que te sintieras culpable fue su victoria. Es como "entrar riñendo para que no te riñan"...
Creo que, pasado el tiempo, estás liberada de aquella insana cadena y que ya sólo te queda el recuerdo, imposible de borrar, pero ya suavizado.
No, no es bueno mendigar amor, pero infinitamente peor es la sed que se padece al carecer de el. Por lo tanto, creo que todo el que lea la introducción y el poema, comprenderá a la perfección.
Besos
Tienes razón, Trini, pero a veces una necesita explicar, más para sí misma que para los demás, para comprenderse mejor, quizá para disculparse, quién sabe...
ResponderEliminarY ¡ya lo creo que estoy liberada! Yo misma no lo creería, siempre creí que debía quedar "algo", pero todo se fue entre versos, lágrimas y luego, la vida, que volvió a mí "con sus frescos racimos".
Mil besos.
Siempre el sentimiento de culpabilidad...
ResponderEliminar¡A tomar viento fresco!
La diferencia entre los humanos y los perros es que nosotros tenemos dignidad, y orgullo, y lo mejor que hiciste fue mandarlo por ahí.
Así que ya sabes, ahora no vuelvas a caer en trampas y mira por ti misma y por hacerte feliz.
Un besito grande, TQ GBLR
Gracias, gatito; ya no me siento culpable, sólo veo que consiguió que me sintiera responsable, de eso me he dado cuenta de pronto. Y creyendo que nuestro amor era "locura". ¡Ingenua de mí! La locura fue aguantar todos aquellos años, pero, bueno, te tenía a ti, siempre saldré ganando por ello.
ResponderEliminarHasta mañana, princesita. TQ, GBLR.
Preciosa, realmente una maravilla... con lo sensible que estoy últimamente me dio la llorera y todo, jeje! ^^ También conozco de cerca el maldito sentimiento de culpabilidad pese a no tener la culpa de nada... Y de masoquista nada, simplemente se llama QUERER, y cuando quieres con locura lo racional se vuelve invisible...
ResponderEliminarAdelante y con la cabeza bien alta, vales mucho!
Un abrazo ^^
Gracias, preciosa, por tus palabras y por pasar un poquito por aquí. ¡El amor nos hace verlo todo del color que el amado quiere pintárnoslo! Por eso duele tanto verlo de pronto tal como es.
ResponderEliminarMil besitos ^^
Hay personas que tienen la habilidad de conseguir que te sientas culpables de todo... aunque ni siquiera sepas de qué están hablando, y juegan con los sentimientos y con el inmenso amor que se les profesa... y que casi nunca merecen. Van de vencedores por la vida, y posiblemente lo sean porque dejan marcas imposibles de borrar, pero aún así se sale, a trompicones pero se sale, equivocándote de nuevo pero se sale.
ResponderEliminarDicen los que saben de estas cosas (sonrío) que el amor es una enfermedad, y posiblemente sea cierto; y como tal... a veces vuelve por Navidad.
Enorme abrazo.
(Por cierto, si quieres mándame por correo la foto de tu cabecera, pero la original no la que has ampliado, a ver si puedo ampliártela y que se vea mejor. No prometo nada)
No sé por qué, hay una canción de Pastora Soler (y tú dirás pues te pega escucharla lo que un santo dos pistolas y yo te contestaré...''a mi madre le gusta'' xD), que me ha recordado a esta entrada tuya, si no recuerdo mal, decía algo así como "de pedir limosnas por tú amor, se me enfriaron las venas...dejame seguir, sal de mi vida y no hagas ruido al salir".
ResponderEliminarA veces nos damos cuenta de que no merecemos migajas, de que somos mucho más valioso que aquello que nos dan, aunque a veces, al principio nos "conformemos", con esas migajas, con esas pequeñas rafagas de luz en mitad de una tormenta...pero a veces, con el paso del tiempo, poco a poco, pasa esto. Que queremos el pan entero, porque sabemos, que nos lo merecemos y que no merecemos aquellas sobras o migajas que quieran darnos de cuando en cuando...
Tú, te mereces una panadería entera =P.
Besitos guapa, y ya que veo que te llevas mal con msn ya te mandare algun correillo pa darte la lata xDDDDDDDD.
=^.^=.
Muackis
Las culpas, me decía un psicoanalista, hay que guardarlas en el ropero, porque no dejan vivir. Abrazos.
ResponderEliminarPuede quedar sentimiento de culpabilidad pero no hay nada de malo en tener esperanza en que algo cambie y te den más. Es lo que pasa cuando nos enamoramos, nos cegamos y tardamos en ver la realidad. Al final la ves y te alegras porque siempre haces lo mejor para ti. Un beso!
ResponderEliminar¡Chesana, que lo que vuelve por Navidad es el turrón! Pues el amor va y viene, sí, pero con distintos nombres aunque sea el mismo amor. Y esto me recuerda a unos versos de Campoamor:
ResponderEliminar"¿Porque amaste en tres años a tres hombres
te juzgas una infiel? No, vida mía:
el amor se transforma y no varía.
Un mismo amor puede tener mil nombres".
Era un poco cínico este poeta, pero mi madre lo adoraba y yo seguí sus pasos.
Besitos, Chesana. Ahora voy a tu blog a ver si encuentro tu correo, y gracias por tu ofrecimiento. De todas formas no te comas el coco, que bastante me lo he comido yo con la fotito pesada.
No conozco la canción... buscaré la letra en Google, porque ya sabéis que mi encantador pincho de Internet ya no me deja ver vídeos, gajes de Internet móvil.
ResponderEliminarGracias por lo de la panadería... pero ya te digo, si él no se enamora de otra todavía estaríamos juntos, qué tristeza, me moría sin amor pero como me educaron en eso del amor eterno no me planteaba ni en broma buscarlo.
Oye, sí, ¡me encantaría que me mandaras algún correito! xDDDDDDD
Besitos, guapísima =^.^=
Las culpas al ropero, fgiucich, pero ¡es que salen por las noches, las muy monstruos!
ResponderEliminarBesos, y feliz finde.
Toda la razón,condesa: al final hacemos lo que es mejor para nosotros, aunque tardemos demasiado en darnos cuenta. Si no somos nosotros, incluso interviene el Destino para liberarnos. A veces me entretengo en pensar: "¿qué hubiera sido de mi vida si...?" y no me veo, no me veo. ¡Uf, qué desperdicio de vida! ¡Si yo no había salido a bailar hasta que me separé, figúrate! Mi vida era trabajar, escribir cuando ya no podía más, y hacer punto de cruz. Y mi niña, claro, si no, mejor muerta.
ResponderEliminarBesitos, guapa.
Cuando yo tenía 16 años podía escribir con tanta pasión como lo haces tu. La vida está consumiendo día a día mi inspiración, por eso decidí hacer un blog, para renacer el amor a escribir.
ResponderEliminarQuisiera agradecer todos tus comentarios, pues me sirven para continuar.
Por cierto, las respuestas a tus dudas las escribí debajo de lo que publicaste tu en mi blog.
Un gran abrazo desde el otro lado del charco.
Victoria! ^^
Y si dejáramos de pensar siempre en que ha de durar toda la vida? tal vez la cosa esté en vivir el rpesente y no pensar en qué `pasará mañana?
ResponderEliminarVictoria, gracias por pasarte. He ido a tu blog pero sigue habiendo problemas al parecer, pues no se puede "seguir". Mañana lo volveré a intentar.
ResponderEliminarGracias por responderme, lo que me dices de los créditos para los estudios es deprimente, te entiendo, todo parece una burla cruel.
En cuanto a los choripanes... me suena a que es algo así como la chistorra asada, que con pan y mayonesa, está ¡ay! de pecado mortal.
Muchos besitos.
Canoso, tú sí que has dado en el clavo. A lo mejor si ni lo pensamos, al final sí que es eterno, día a día. Lo que ocurre es que a la mujer se la educaba en ese romanticismo del "para siempre", y cuando luego todo se acaba, no te resignas. Ahora yo también intento pensar "lo que dure, que sea bueno", pero a veces me sorprendo pensando eso de envejecer juntos, etc. Hacen falta generaciones de escépticos todavía.
ResponderEliminarBesos, y gracias por venir.
Qué triste. Me has hecho pensar mucho en todo esto pero... sobretodo... me has hecho ver que tengo suerte de tener esta personalidad. Hay gente que es incapaz de agacharse (me incluyo).
ResponderEliminarEstoy con Canoso en esa manera de pensar.
Te envidio, Misaoshi, yo era muy rebelde pero fui perdiendo la rebeldía en esa larga relación. Incluso ahora en vez de enfadarme, me entristezco, ya sé que no es sano pero eso es lo que tiene el que te creen complejos e inseguridades... bueno, ahora lo llevo mejor todo gracias al blog y a vosotros, los que me decís una palabrita de ánimo o crítica y desgarráis con vuestra luz lo que era "mi niebla". Hala, me ha salido bonito pero triste, lo sé.
ResponderEliminarEncantadísima de que hayas venido, tu blog quita las penas, es la caña.
Besitos, guapa.
Pues espero que la niebla se disipe pronto, toda, porque no puede ser sano ir a tientas por la vida.
ResponderEliminarQué malita eres, Misaoshi. Sí, se disipa, luego se espesa... pero al fin y al cabo siempre vamos a tientas por la vida un poco, es lo que tiene.
ResponderEliminarBesitos, guapa.
Buenas noches Janaa! pues cuando escribí eso en el blog de Anais es xq estuve leyendo unas & ootras entradas de tu blog y en la gran mayoría me identifico contigo, en especial, esta. He pasado lo mismo que tú y me he sentido de igual manera y con respecto a los amigos y a esa especial canción de amaral.. pienso lo mismo, algún día sólo serán buenos recuerdos en mi cabeza y eso no me gusta nada.. porqué tendrá que ser todo taan dificil.. Seguiré leyendote día tras día, y dejame por aquí mi huellita, un beso enoooorme y miles de abrazosachuchones :)
ResponderEliminarui! yo te dejé un comentario aqui dee noche y ya no está! :S
ResponderEliminarHola, María, pues he visto que sí que está, ¿no? A veces es un lío esto de dejar un comentario, desaparece, dejas otro y ¡aparecen los dos! ¡Fantasmas de ordenador!
ResponderEliminarMe alegro muchísimo de que te hayas decidido a decírmelo porque la intriga podía conmigo. Y es una pena que hayamos pasado las dos por eso, pero todas las vivencias pueden ser positivas, o deberían serlo. Me gustó mucho meterme en tu blog, aunque cortito todavía, pero eso es lo bueno, verlo crecer día tras día. Yo también me sentí igual, y te repito que estoy muy contenta de que me hayas dicho algo; y eso que estoy medio dormida porque desde ¡las cinco de la mañana! estoy en pie por culpa del perro que se puso a ladrar y ya no pude dormir más. Es para cortarle el rabito, vamos.
Mil besos, María, espero que vuelvas, xD