Después mi niña creció, pero yo no quise dejar de darle verduras; por las noches le daba su puré, a veces también con lentejas, o con garbanzos, siempre sin grasa y con verduras variadas. Y Anais creció, ahora tiene casi veinte años, y las verduras siguen presentes en su dieta siempre, y le encantan.
Muy a menudo escuchamos que a los niños no les gustan el pescado ni las verduras, y que ¿cómo vas a obligarles? Yo pensaba: "si desde chiquititos se les acostumbrara, como hice yo...", pero tampoco estaba segura: a lo mejor es que yo tuve con mi nena una suerte especial. Y con mi habitual inseguridad, lo achacaba a la suerte y no a mi habilidad. ¡Dejadme que me eche flores en este caso, por favor!
Porque ahora que estoy con los peques, he podido comprobar personalmente y sin género de dudas que SÍ, que si se les da desde pequeños y no se deja de dárselos, a los niños les encantan los purés de verduras. Los únicos días en los que los platos vuelven a la cocina vacíos y casi rebañados, son aquellos en los que hay puré para todos, peques y no tan peques. Los ves inclinando los platos para cogerlo todo, saboreando, y, de verdad, es un alegrón... Porque ya sabemos todos que la grasa debe ser la mínima, que la verdura es importante para la salud y también para, simplemente, "conservar la línea", y comprobar que no es tarea imposible ni mucho menos siempre es un paso adelante.
Y lo mismo os digo del pescado: el pescado blanco también se lo comen estupendamente; cuando a alguno no le hace mucha gracia, les damos una cucharadita de yogur y otra de pescado, que es un truco que recomiendo desde ya porque da resultados geniales. Y se lo comen todo, pero todo: abren sus boquitas como los pajaritos en el nido y no protestan. En cambio, con la carne ya se ponen más tontos, incluso con la pasta y el arroz hay que andar hasta bailándoles para que se coman algo más de medio plato.
¿Por qué, entonces, los mayores dejan de comer verduras? Pues sencillamente porque somos muy comodones en casa y no nos obligamos a cocinarla de modo atractivo. Porque no sabemos, o porque a nosotros mismos no nos gusta.
Recuerdo que mi padre decía siempre: "A mí me gusta la verdura mucho... pero pasada por la barriga del cerdo". Y es que cuando yo decidía ponerme a dieta, de jovencilla, la verdura que me ponía mi madre era judías verdes hervidas y aliñadas con un poco de limón. Y punto. ¿Qué queréis que os diga?: ¡Puaj, puaj y puaj! Era insípido y cansado, así que cuando cogía un par de kilos prefería directamente pasar hambre antes que comer aquello. Pasaron los años, descubrí un día un par de recetas de puré de verduras que, según decían, sólo tenía 100 calorías por ración, las probé, y eso cambió mi vida, aunque parezca una exageración. Sobre aquellas recetas incorporé variantes, o sea, las hice con calabacín, con judías verdes, con col... todas igual de sabrosas y bajas en calorías. Mi padre se volvió forofo de la verdura, mi hija, ya os lo he dicho, para siempre también, mi pareja (M.P., el de los yogures) alucina con ellos, y tomándolos no he vuelto a tener problemas de peso. ¿Qué más se puede pedir?
Así que os voy a poner la receta básica, por si os apetece probarla, también por si tenéis niños, o pensáis tenerlos, o sobrinos, nietos, en fin, para todos. No perdemos nada con probarla, y se puede ganar mucho.
PURÉ DE GUISANTES
Ingredientes para cuatro raciones:
1/2 kg. de guisantes congelados; 1 cebolla; 2 cucharadas de aceite; 1 cubito de caldo de carne; nuez moscada o comino (opcional); 1 vaso de leche desnatada.
Se sofríe la cebolla picadita a fuego lento, tapada, en el aceite. Cuando esté doradita, se le añaden los guisantes sin descongelar y dos o tres vasos de agua, justo para cubrirlos. Se echa el cubito de caldo y las especias, y cuando rompe a hervir se le baja el fuego, se tapa y se deja unos diez minutos, hasta que los guisantes estén tiernos. Se aparta, se le añade el vaso de leche y se bate.
¡Y ya está! Es sencillo, rápido y económico. El otro puré del que cogí la receta era exactamente igual, sólo que con zanahorias del tiempo y cuatro vasos de agua, porque los congelados sueltan más líquido al cocerlos.
A las variantes que yo hice, a veces en lugar de añadirles leche les agregaba un quesito en porciones, y al calabacín y las judías verdes, también, una patata más bien pequeña. Sea el que sea, todos estos purés de verduras están deliciosos, son sanos, no engordan y alimentan a grandes y pequeños. Es una forma ideal de añadir verduras a la dieta diaria y no hace falta estar "acostumbrado a lo verde" porque suele gustarle a todo el que lo prueba, por recalcitrante que sea. ¡Si le gustaba a mi padre y a una de las amigas de mi hija, que sólo quería hamburguesas y salchichas y de todo lo demás decía "qué asco"!
Ya puestos, os cuento otro truquito que descubrí no hace mucho: el pimentón de la Vera. Cuando cocino lentejas, garbanzos o alubias, les echo un buen espolvoreado de este pimentón, que lo hay dulce, picante, agridulce... ¡Sabe a chorizo! Así que puedes comerte un platito de lentejas sin nada de grasa y, encima, con el saborcito inigualable del chorizo... sólo añadiendo pimentón de la Vera. Lo venden en cualquier supermercado y es barato, así que los adoradores del chorizo no tienen excusa para no catarlo.
Y como ya sé que esta entrada es un poco rara para las que yo suelo poner, pues me enrollaré una mijita para no cambiar tanto: sólo deciros que últimamente me cuesta bastante más dedicar tanto tiempo al blog, que vengo cansada, tengo cosas que hacer en casa, también quiero dedicar más tiempo a mi pareja porque a veces se nos pasaba el día sin apenas estar juntos, cada uno con sus distracciones, y no debemos ser tan descuidados, que los dos hemos sufrido una separación y deberíamos, por esa experiencia, saber que el amor hay que cuidarlo día a día y minuto a minuto, así que he empezado a quitarme tiempo de mis hobbys para compartirlo con él y creo que lo estamos haciendo bien. Últimamente no escribo nada, no me siento inspirada, pero intento vivir este trabajo que me ha caído del cielo de la manera más positiva, y la verdad es que parezco una abuelita o una títa cantando las gracias de sus niños. ¡Me tienen loca! No sabéis lo gratificante que es comprobar cómo absorben el cariño y de qué manera lo devuelven. Me abrazan, me buscan, me sonríen... hoy, un pequeñito venía a mirarme con toda su ternura y acariciarme la cara con las dos manitas, y me sonreía, y otra vez, y ya me iba a dar algo, ¡me lo comería crudito! Hay más de cuarenta peques en la guardería y cada uno es distinto y especial, pero, de verdad, todos responden al cariño con una ternura desbordante, igual los más extrovertidos que los tímidos, y sus demostraciones de afectos son tan inocentes y espontáneas que te estrujan el corazón.
Seguramente peco de un poquitín demasiado tierna; por supuesto que les riño cuando tengo que hacerlo pero me cuesta estar mucho tiempo seria con ellos, me cuesta "ponerme en mi sitio", ya lo sé, y fue ése uno de los motivos por los que, cuando tuve que elegir, no me decidí a estudiar para maestra, que era lo que más me gustaba cuando era niña. Por otro lado, me digo para consolarme que con mi hija me salió bastante bien, pero no es lo mismo educar a una niña que intentarlo con cuarenta. Cuando me quedo sola con una clase entera, sobre todo con los quince mayorcitos, me cuesta mantener el orden, a no ser que me ponga a cantar o a contarles un cuento. También es verdad que eso no ocurre con frecuencia, así que no puedo practicar a diario, no sé si sería mejor o peor. En fin, soy auxiliar,así que tampoco se me exige que lleve yo sola una clase todo el tiempo. Al menos sí puedo decir que los niños son buenos, que suelo conseguir que coman bien, que cuando tengo que castigarlos, me obedecen y no se desmandan, y que por ahora ¡estoy tan contenta! Aunque me encanten los viernes, y los domingos por la tarde esté pensando "uf... mañana otra vez", en el fondo, y a medida que avanza la semana, vengo cada día con la cabeza llena de anécdotas y sonriendo a cada recuerdo.
Y ya os he dado mi comecocos que no podía faltar, a pesar de lo cansadita que estoy y de que se me echa la tarde encima, y mañana otra vez a trabajar... y, bueno, ¡que espero que probéis alguno de los purés que os he recomendado, y que os sepan a gloria!
Ya puestos, os cuento otro truquito que descubrí no hace mucho: el pimentón de la Vera. Cuando cocino lentejas, garbanzos o alubias, les echo un buen espolvoreado de este pimentón, que lo hay dulce, picante, agridulce... ¡Sabe a chorizo! Así que puedes comerte un platito de lentejas sin nada de grasa y, encima, con el saborcito inigualable del chorizo... sólo añadiendo pimentón de la Vera. Lo venden en cualquier supermercado y es barato, así que los adoradores del chorizo no tienen excusa para no catarlo.
Y como ya sé que esta entrada es un poco rara para las que yo suelo poner, pues me enrollaré una mijita para no cambiar tanto: sólo deciros que últimamente me cuesta bastante más dedicar tanto tiempo al blog, que vengo cansada, tengo cosas que hacer en casa, también quiero dedicar más tiempo a mi pareja porque a veces se nos pasaba el día sin apenas estar juntos, cada uno con sus distracciones, y no debemos ser tan descuidados, que los dos hemos sufrido una separación y deberíamos, por esa experiencia, saber que el amor hay que cuidarlo día a día y minuto a minuto, así que he empezado a quitarme tiempo de mis hobbys para compartirlo con él y creo que lo estamos haciendo bien. Últimamente no escribo nada, no me siento inspirada, pero intento vivir este trabajo que me ha caído del cielo de la manera más positiva, y la verdad es que parezco una abuelita o una títa cantando las gracias de sus niños. ¡Me tienen loca! No sabéis lo gratificante que es comprobar cómo absorben el cariño y de qué manera lo devuelven. Me abrazan, me buscan, me sonríen... hoy, un pequeñito venía a mirarme con toda su ternura y acariciarme la cara con las dos manitas, y me sonreía, y otra vez, y ya me iba a dar algo, ¡me lo comería crudito! Hay más de cuarenta peques en la guardería y cada uno es distinto y especial, pero, de verdad, todos responden al cariño con una ternura desbordante, igual los más extrovertidos que los tímidos, y sus demostraciones de afectos son tan inocentes y espontáneas que te estrujan el corazón.
Seguramente peco de un poquitín demasiado tierna; por supuesto que les riño cuando tengo que hacerlo pero me cuesta estar mucho tiempo seria con ellos, me cuesta "ponerme en mi sitio", ya lo sé, y fue ése uno de los motivos por los que, cuando tuve que elegir, no me decidí a estudiar para maestra, que era lo que más me gustaba cuando era niña. Por otro lado, me digo para consolarme que con mi hija me salió bastante bien, pero no es lo mismo educar a una niña que intentarlo con cuarenta. Cuando me quedo sola con una clase entera, sobre todo con los quince mayorcitos, me cuesta mantener el orden, a no ser que me ponga a cantar o a contarles un cuento. También es verdad que eso no ocurre con frecuencia, así que no puedo practicar a diario, no sé si sería mejor o peor. En fin, soy auxiliar,así que tampoco se me exige que lleve yo sola una clase todo el tiempo. Al menos sí puedo decir que los niños son buenos, que suelo conseguir que coman bien, que cuando tengo que castigarlos, me obedecen y no se desmandan, y que por ahora ¡estoy tan contenta! Aunque me encanten los viernes, y los domingos por la tarde esté pensando "uf... mañana otra vez", en el fondo, y a medida que avanza la semana, vengo cada día con la cabeza llena de anécdotas y sonriendo a cada recuerdo.
Y ya os he dado mi comecocos que no podía faltar, a pesar de lo cansadita que estoy y de que se me echa la tarde encima, y mañana otra vez a trabajar... y, bueno, ¡que espero que probéis alguno de los purés que os he recomendado, y que os sepan a gloria!
Si tutti i ragazzi, i ragazzi del mondo
si dessero la mano, si dessero la mano,
allora ci sarebbe un girotondo
intorno al mondo, intorno al mondo.
(de la canción “Girotondo Intorno Al Mondo",
de Sergio Endrigo sobre el texto original de
Paul Fort)
Si todos los chicos, los chicos del mundo
se dieran la mano, se dieran la mano,
se formaría un corro
alrededor del mundo, alrededor del mundo.
alrededor del mundo, alrededor del mundo.
Comeré esos purés, ha llegado por fin lo que quería ser de mayor: un niño.
ResponderEliminarComer verdura lo tendrian que comer todos los niños y crear habitos saludables, ami me encantan los guisantes y las espinacas pero las lentejas, puajjjj XDDD.Y lo del yogurt está comprabadisimo a mi primo le engañan con eso!!!
ResponderEliminarUn besooo
Jana, me ha encantado la foto de la niña de los fósforos. Aunque es un cuento triste, a mí de pequeña me encantaba leerlo, creo que aún lo tengo.
ResponderEliminarA mí nunca me han desagradado las verduras, pero sí es verdad que mi madre me obligaba a comerlas de una forma poco "eficaz" y las cogí asco. Cuando me puse a dieta por primera vez, me pasaba como a tí, prefería pasar hambre a comer zanahoria rayada puaggggg! Después, cuando fui madre, le hacía los purés a la niña y estaba deseando que quedara un poquito para zampármelo yo y de más mayor, soy capaz de comerme las judías verdes cocidas sin más, con una pastillita de caldo de verdura, punto y se acabó.
Mi hija ha cogido asco a los purés de verduras, pero tampoco la insisto mucho, en el cole se los come.
Muchas gracias por tu recetilla, la probaré.
Guapa Janita!
Pues sí, Pitt, si pudiéramos conservar el corazón puro como el de los niños seguramente el mundo sería mucho más feliz. Y nos divertiríamos mucho más, ¿verdad?
ResponderEliminarMil besazos.
Onasis, yo creo que las lentejas son una de esas comidas que hay quien las adora (yo) y hay quien las detesta, sin términos medios. Será porque tienen un sabor muy particular. Pues ya sabes, cuando tengas que comerlas, ¡con una cucharadita de yogur!
ResponderEliminarMuchos besitos, guapa.
Maripili, pues también a mí me parece el más bonito cuento de Navidad el de la fosforerita. Tiene magia pura.
ResponderEliminarQué curioso que te pasara igual que a mí... y es que hace unos años parecía que todo lo que no engordara tenía que estar asqueroso y no se molestaban en enseñarnos a disfrutar de la comida sana y de dieta: si querías adelgazar, toma, a sufrir y punto. Y antes las madres, además, no sé por qué, no querían que nos pusiéramos a dieta, te decían: "si así estás muy bien", o te ponían tus comidas preferidas justo cuando decidías hacer régimen. Con razón tanta gente cae en la anorexia, es que puede llegar un momento en que te rebeles de coraje y digas: hala, pues ya no como nada y sanseacabó.
Prueba alguna de estas recetas, la cebolla pochada le da un sabor muy rico y puede que a tu niña le vuelvan a gustar los purés. De todas formas, si en el colegio los come, estás tranquila por ese lado.
Muchísimos besos, linda.
A mí nunca me ha gustado la verdura, ya desde pequeña incluso...
ResponderEliminarLa única verdura que comía, y me enteré años más tarde, era lo que mi madre llamaba "lechuga". Una lechuga verde oscura, que nos comíamos como lechuga. Hasta que un día me dijo: "pásame el paquete de lechuga" y lei "espinacas" y le dije: "¿echas de esto siempre?" Y ella me contestó que engañándonos así era la única manera que comiéramos verdura jajajajajaja
Por eso la única verdura que como es cruda.
Supongo que cuando tenga hijos cambiaré xD porque tendré que dar ejemplo...
Mmmmmmmmmmmmmm!!!! qué ricas las verduras... no sé como no les gusta a todo el mundo. Mis hijos las comían encantadísimos y el pequeño me decía: "Hoy quiero puré amarillo" Era el que más le gustaba porque llevaba más zanahoria pero en general los comía...y los sigue comiendo con un placer que da gusto.
ResponderEliminarY no solo en purés, también el pisto o el gazpacho. En verano nos ponemos "moraos" de gazpacho.
Y lo que hay que hacer es acostumbrarles desde pequeños, que la culpa es de las madres que no les acostumbran desde el principio.
Gracias Janita por tus recetas. Hoy probaré la de guisantes, seguro que estará de rechupete.
Mil besos+1
Amo las verduras!! También de chiquita me acostumbraron a mi y a mis hermanos comerlas todas, y es por eso que ahora nos gustan, sobre todo a mi que prefiero comer verduras antes que carne o algo de eso. Que bueno que lo hayas podido incorporar en tu familia, porque las verduras nos hacen mucho bien y a demás podemos comer cuantas sean que no engordan.
ResponderEliminarCon respecto al blog, no te preocupes cariño tienes que dedicarle tiempo a tu pareja, y a demás estas con los niños a ful, y es buenisimo ya que haces lo que te gusta!!
Muchos besitos corazón ♥
Misaoshi, a mí también me hacían un engaño para que comiera espinacas... así sería yo de tontita de pequeña que me contaba mi madre un cuento acerca de una princesita y las espinacas (no me acuerdo bien) y sólo así las comía, y claro que me gustaban, si la cuestión es habituar el paladar. Verás cuando tengas que hacerle purés de verdura a tus niños como los pruebas y acaban gustándote un montón. ¡Nunca es demasiado tarde!
ResponderEliminarMil besitos.
Huy, Adel, el gazpacho es la caña. Y el salmorejo que hacen por aquí, lo peor es que lleva pan y así ya sí engorda, pero sigue siendo sano y delicioso. Yo en verano tomo mucha crema de pepino, con yogur desnatado, y está del quince, sabe parecido al gazpacho, será por el ajo.
ResponderEliminarMe está entrando un hambre... y es que son las 3 y por ponerme en el blog ni he comido todavía.
Muchos besitos.
Estupendo que te gusten, Lenn, porque muchas chicas de tu edad no pasan de la comida rápida y es una pena.
ResponderEliminarGracias por comprenderme, me estreso mucho con esto de la falta de tiempo pero sé que estoy haciendo lo que debo en ese sentido, es que yo soy muy obsesiva y había días que casi no me separaba del ordenador, y si lo hacía era evidentemente a disgusto. Y eso no debe ser.
Con mis peques sigo igual de flipada, hoy hemos empezado a ensayar para el baile de Navidad, ¿te imaginas a miquitos que ninguno ha cumplido 3 años, con la pandereta y mirándonos alucinados a las "seños" mientras bailábamos? Espero que poco a poco vayan aprendiéndose los pasos, que son muy sencillos, y verlos tan serios y concentrados es la caña.
Mil besitos, preciosísima.
Jana gracias por la entrada cielo, que ya probaré a ver si a mi benjamina la consigo entrar en las verduras porque no hay modo. La pasta y el arroz en cambio le encantan, pero lo que es verdura, sólo se me come los guisantes salteados, la tortilla de espinaca y calabacín, y el puré con las verduras del caldo, así que a probar así a ver...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y gracias nuevamente preciosa
Y si todos esos chicos del mundo, dejaran los prejuicios a un lado cuando se hacen mayores y siguieran con las manos unidas...El mundo no sería este que vemos. Sería mucho más bonito. Pero sí, es el que tenemos.
ResponderEliminarHe empezado por el final, lo sé, pero voy por partes como casi siempre xDDD.
A mi la verdad es que conmigo no hay problemas con la comida, salvo la cebolla (cruda), como bien sabes, por lo demás...
Así que yo puedo decir en este caso también, que puede que haya personas a las que no les guste la verdura, claro ques í, cada persona es un mundo, pero también hay que tener en cuenta que de un niño pequeño, no se puede decir "es que no le gusta"... Si no le has dado siendo más pequeño eso, si no es habitual en su dieta alimentaria...¿cómo va a gustarle?.
Los malos habitos puede hacer que dejemos de lado las cosas saludables, no se trata de privarnos por la cara de esto o de lo otro, se trata de comer bien y de todo se puede comer siempre y cuando no nos atiborremos, es como el que dice que el pan engorda...si te lo comes con medio kilo de chorizo obviamente engordara...
Si nos fijamos, la mejor dieta (dicen... que no me lo he sacado yo de ninguna parte), es la mediterránea, sí, la que tenemos aquí y muy mal aprovechada por cierto.
Y no dejes de contarnos siempre que puedas (que yo creo que ahora con el tiempo vamos todos igual, así que no te preocupes), cositas de tus peques *.*
Mil Besicos, Gatitaa!.
=^.^=
Como muy bien dices, es cuestión de educación Jana. En nuestro caso empezando por mí, todo empezó con las ensaladas, tu amiga Nuria era una forofa de la lechuga, a mí no me llamaban la atención, pero ya sabes, recién casados hasta las ensaladas saben a gloria, después me enganché y hoy dia es ella la que me tiene que frenar porque le pongo "demasiadas guarrerías" como dicen mis peques (nuez, manzana, queso, kiwi, soja, uvas, granadas,espárragos y un poco de lechuga y tomate)De todas formas en casa son sagrados los purés para cenar: el amarillo, el de calabacines con quesitos, el de patatas y judías... aún no hemos probado el de guisantes, pero basta que lo recomiendes para hacerlo. Ahora bien, el rey de la casa es el gazpacho, no conoce estación ni tiene límites para los niños.
ResponderEliminar¡Mueran las dietas!¡arriba los purés!
Besos apretaos
Te doy la razón, los adultos nos volvemos comodones y dejamos de cocinar sobre todo verduras cuando de pequeños las comíamos con gran alegría. Yo reconozco que soy vaga para cocinar y eso me pasa factura. Gracias por compartir la receta...haré buen uso de ella. ^___-
ResponderEliminar¡Feliz fin de semana!
Mari Carmen, ¡pues ya come bastantes verduras, no creas! Y eso, que con los purés se puede "engañar" mucho la vista, y ya se sabe que si la comida entra por el ojo, ya tenemos un tramo de camino andado. Además me parece una buena idea lo que dicen algunos de los comentarios, llamar al puré por su color y no por su contenido, es más divertido: amarillo, verde, naranja... o ponerle nombres graciosos, en fin, son sugerencias para conseguir que los peques coman de todo.
ResponderEliminarMuchos besitos.
Pequeña vampirita, ésa sí que sería una buena causa por la que luchar, ¿verdad?: que nunca entraran en sus cabezas los prejuicios, que siempre quisieran darse la mano.
ResponderEliminar¡Espero que no se nos ocurra comer pan con medio kilo de chorizo, pero qué andaluza me has salido, chiquilla! Ya sabes: pan con pimentón de la Vera... habría que probarlo.
Ya sé que la cebolla cruda es tu waterloo, pero menos mal que frita o pochada sí te gusta, además que la cebolla le da a todo un sabor especial, además es diurética y más cosas. Lo que se me ha olvidado añadir en la entrada es que también se comen la fruta bastante bien, dándosela pelada y troceada, otra cosa a la que solemos renunciar casi siempre por pereza o por pensar que "no hay tiempo", cuando en pelar y picar una fruta se tarda minuto y medio como mucho.
Gatita, ya hablaré alguna otra vez de mis peques, pero es que más que para contar es para verlos, el día a día, ya sabes que me pasaría el tiempo contando batallitas. Y hoy es viernes, ya se acaba la semana: los días vuelan ahora increíblemente.
Mil besitos, gnoa.
Pelayo, ¡esas ensaladas tuyas deben ser la caña total! A mí también me gusta echar "guarrerías" a todo, incluso a los guisos de carne me pongo a añadirles fruta por aquí, vino con especias por allá, ahora le reduzco la salsa, ahora hago un majado de esto o aquello... y sale cada cosa... pero menos mal que a los míos les gusta y se chupan los dedos, si fueran más delicados estaríamos listos.
ResponderEliminarComo tú dices: ¡mueran las dietas, arriba los purés! Nunca es tarde para ir aprendiendo a disfrutar de la comida sana y hacerla sabrosa.
¡Besos muy apretaos!
Venga, Dynara, ánimo y a la cocina, que puede ser muy creativa y entretenida. Ya te comento que yo empecé a disfrutar de la verdura con veintitantos años, antes ni verla, y ahora soy una forofa. La verdad es que no soy nada delicada para comer, quizá sean la pizza y las hamburguesas lo que menos me gusta, aunque de joven, como a todos, me parecían un regalo de los dioses. La comida china sí que me encanta, aunque tampoco la comemos mucho porque en el pueblo no hay restaurantes chinos, y desplazarse a Córdoba sólo para comer, no me apetece.
ResponderEliminar¡Feliz finde, guapísima! Mil besitos.
Me parece genial la entrada, el blog es lo que tiene que puedes escribir lo que te apetece, además de que cuando uno abre el corazón se puede leer mucho mas de lo que hay escrito . Un beso.
ResponderEliminarGracias, Luís... aunque no me dices si te gustan los purés. Bueno, espero que pruebes alguno y, sobre todo, que te guste.
ResponderEliminarMuchos besos, que tenga un feliz finde.
Si te gustan los purés hay una formula que no falla y lo puedes hacer de la verdura que quieras calabacín o berenjena o puerro o calabaza,etc, rehogando la cebolla,ajo,puerro,patata y la verdura que mas te guste con aceite de oliva,cuando se dore un poco se le hecha un poco de agua para que se cueca un poco y luego le añades leche,y esta buenísimo,es la formula de la vichysoise ,pero caliente en vez de fría.
ResponderEliminarMiguel, hoy que hay mercadillo en el pueblo compraré los puerros y mañana probaré a hacerla con zanahorias, da la impresión de que tiene que quedar muy suavita, ¿verdad?
ResponderEliminarGracias por la receta y por visitarme, Miguel. Muchos besos.
La verdad es que es una formula que no falla,porque si te gusta la crema de verduras ,con la patata le da el espesor que necesita ,sin importar mucho la verdura que le pongas,porque antes la hacíamos con harina para espesar y unas veces nos pasábamos,y otras nos quedaba muy clarucha en fin que con la patata queda muy buena,la base de la crema siempre es la misma,lo que varía siempre es la verdura que le pongas y si la quieres enriquecer,con nata liquida le da un toque que suaviza aun más, espero que te ayuda a inventar nuevas cremas,la más exótica que hemos hecho a sido la de champiñones queda muy buena pero tiene un color marroncillo,pero el sabor es buenísimo.
ResponderEliminarMiguel, ya he comprado un manojo de puerros, de lo demás, tengo en casa. La nata claro que le da un espesor y un sabor más especial, el problema es que engorda más y no quiero añadir calorías si puedo evitarlo. De momento la haré con zanahorias, y seguramente la siguiente será con calabacines, que también me encantan. Mañana será el día, que aunque es domingo, mi pareja ya está trabajando en la aceituna y no tienen domingos ni fiestas porque siempre están con el miedo a que empiece a llover y se pierdan días y días. Así que me espera un finde solitario y casero, ahora estaba mirando cómo cerrar puntos para la labor de aguja, que se me ha olvidado. Hoy estoy marujita total, ya ves.
ResponderEliminarEstoy pensando que se puede probar con yogur... no sé si se cortará al calentarlo, seguramente otro día probaré a ver qué pasa.
Mil besos.
Volveré a ser niño... al menos por un momento.
ResponderEliminarBesos.
HD
De todas maneras creo que gran parte de las dificultades radican en el color. Leí no sé donde, que es algo innato nuestra repulsión al verde en la comida...
ResponderEliminarBesos de fin de semana.
Deberíamos mimar un poco al niño que queda dentro de nosotros y permitirle salir de vez en cuando, tal vez eso nos ayudara a comprendernos mejor unos a otros, Humberto.
ResponderEliminarMuchos besos.
Sin embargo, Canoso, ya te digo que los pequeños se lo comen muy bien aunque sea verde, así que tal vez seamos los mayores los que ponemos caras raras al ver la comida verde, y les influimos. Lo que comemos desde pequeños suele gustarnos siempre, por eso todos alabamos la comida de "mamá", para desesperación de algunas esposas.
ResponderEliminarBesitos, Canoso. Me quedo esperando tu saludo de los lunes para empezar la semana con ilusión.
A mi me gusta la verdura, alguna verdura y la pongo en la mesa en casa; pero lo que no soporto es el puré:) Sólo soy capaz de comer y sin abusar, el de patatas.
ResponderEliminarAún así creo que tienes razón en cuanto a los niños. Sí les gusta la verdura, si su mamá siguiera con esa dieta desde siempre y no la cortara en cuánto le salen los dientes o casi.
Se ve que te entusiasma tu trabajo. Espero que te renueven de por vida el contrato.
Besos
Pues estoy de acuerdo contigo,si se les enseña a los peques a comer de todo desde que son pequeños luego les suele gustar la mayoría de las cosas.En mi caso no me gusta por ejemplo el pimiento pero me lo como igualmente porque sé que hay gente que no tiene que comer.
ResponderEliminarEspero que nos sigas contando cosas de tus peques,que debe ser una alegría cuidar de ellos^^ Ah,y gracias por la receta del puré, seguro que está delicioso. Un abrazo fuerte.
Bueno, Trini, si tienes la suerte de que te guste la verdura, tampoco es necesario que la hagas en puré, ¿verdad? No necesitas recurrir a "truquitos".
ResponderEliminarAy, lo de contrato de por vida... quién tuviera esa suerte. Va rotando, no sé cuántas auxiliares habrá en el pueblo, si somos pocas, mejor, porque me volverá a tocar, pero al cabo de X años.
De todas formas, hasta finales de julio dura el curso, imagínate cuántos días aún por delante para disfrutar de sus gracias. Aunque a veces también quema, no creas: cuando te das cuenta de que en todo el día no ha habido un sólo minuto sin escuchar algún llanto, uf... puede ser agotador.
Mil besos, Trini.
Víbora, es genial que seas tan consciente y te comas algo aunque no te guste,y más si es por ese motivo. Mi madre siempre me decía eso, que muchos niños darían lo que fueran por esa comida a la que yo le hacía ascos. La verdad es que suelo comer de todo y es raro que algo no me guste, ya sea más o sea menos,claro. También influye que estuve mucho tiempo siempre controlando, con las dietas, y viendo a mi familia comer cosas que yo no podía permitirme por no engordar, tuve una larga temporada muy obsesionada con eso. Ahora parece que mi metabolismo se ha normalizado, quizá por aprender a comer más sano.
ResponderEliminarBesitos, guapísima.
Siempre quise recuperar el corazón y la mirada que tenía de niña...Mi infancia me trae los recuerdos más increibles...!
ResponderEliminar