viernes, 12 de julio de 2013


   NOCHE EN EL BOSQUE

Avanzaba casi corriendo; el sonido de sus pasos se multiplicaba en la negrura del bosque. La luna se ocultó entre gruesos nubarrones, y la oscuridad la cercó, asfixiante.
Un chasquido bajo sus pies la hizo girar bruscamente. No parecía el crujir de una rama, más bien sintió como si pisara sobre... huesos, pequeños y resecos huesecillos.
Jadeando, se detuvo. Sus piernas temblaban. Escudriñó la impenetrable noche; alrededor sólo distinguía altas siluetas, árboles añosos, sombras irreconocibles.
Avanzó más despacio; a su lado, algo se movió sigilosamente, a la vez que ella. Sin mover la cabeza, miró de reojo: aquello se desplazó unos centímetros y enseguida se detuvo. Con el corazón golpeándole la garganta, avanzó unos pasos más.
De nuevo el susurro, detrás de ella.
Se detuvo. Aguardó.
Silencio.
La luna rasgó repentinamente las nubes. Se volvió rápida, buscó entre las sombras.
Nada.
El miedo le jugaba malas pasadas. ¿Por qué había decidido atajar por el bosque, a medianoche? No volveré a hacerlo, juró.
Más acompañada por la luna, siguió adelante. No quería oírlo, pero ahí estaba. No era su imaginación: algo se deslizaba, viscoso, agazapado. Seguía sus pasos, le acechaba...
Con un grito, echó a correr. Las ramas golpeaban sus piernas. Algo se enredó en su tobillo. Trastabilló, tambaleándose, y el zapato quedó atrás. No importa, no importa. Aquello se deslizaba tras ella, cada vez más deprisa. No tardaría en alcanzarla.
Roncos sollozos salían de su garganta. Corre, corre. Algo la agarró por detrás, tirándole del largo abrigo de fiesta. Enloquecida, se despojó de él. Ahora, el tobillo. Sintió como le rodeaba, le apretaba, frío, húmedo, implacable.
Cayó al suelo.
La luna se ocultó. Oscuridad. Aquello se acercaba, lo presentía. Un roce maligno, tras el silbido del viento entre las hojas. Algo (¿un aliento?) acarició su pecho.
                                                    … … … …
Al amanecer hallaron el cadáver. Tenía los ojos desorbitados, y una horrible mueca desfiguraba su rostro.
Enganchado a su cinturón, el largo foulard de fiesta plateado parecía susurrar, agitado por el viento...
                                                                                                                          Jana, la de la niebla

46 comentarios:

  1. ¡No me vuelvo a poner un foulard!
    Un relato estremecedor, el miedo puede atenazarnos y no dejarnos razonar. Abrazos
    Hoy he puesto tus flores en el blog, quedan preciosas y soy la envidia del mundo blogueril.

    ResponderEliminar
  2. El miedo te impide hasta pensar, y es muy típico eso de ir oyendo algo detrás de ti y morirte de miedo y al final resulta que es algo que llevas tú, y si tú te paras, cesa el ruido, y si avanzas, lo oyes, y es que te muereeeeeeeeeesssss, a mí me pasaba eso a veces de jovencilla, tenía que subir una larga cuesta para llegar a mi barrio, era solitaria, y como me diera por asustarme, no te veas, una vez fueron el roce de los vaqueros, me tenían acojonadita perdida hasta que me di cuenta.
    Acabo de venir de tu blog y me siento encantadísima de que hayas puesto las amapolas, siempre me recordarán a mi querida e imprevisible Ester.
    Saltibrincos!

    ResponderEliminar
  3. Misterio hasta el final...bien, dejando al terror que divague en nuestra mente, pero no por demasiado tiempo, encenderé la luz y aparecerá la realidad o ¿me llevaré entonces el susto que me haga saltar de mi asiento?

    Muy bueno¡¡

    Besos ♥♥♥

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuántas veces nos asustamos de nuestra propia sombra y se nos paraliza el corazón, y otras veces deberíamos echar a correr y no lo hacemos, la intuición no siempre acierta, ¿verdad? Gracias por pasar, guapa. Besos ♥♥♥

      Eliminar
  4. El miedo que nos hacer ver demonios donde, acaso, solo sean pájaros.

    Anoche iba sola caminando hacia casa y un ruidito como de campanilleo me acompañaba. Tardé un buen rato en darme cuenta que eran dos monedas de céntimos que chocaban al andar en el bolsillo de mi pantalón. Afortunadamente había luz y, de todas formas, no era un sonido amenazante, pero puedo imaginar el terror de la protagonista de tu relato.
    Me encantó.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es verdad, Trini, el campanilleo no da miedo pero hay cosas que acobardan totalmente, vaya, y no solo en la calle, a veces en una casa grande y vieja, como la mía, empiezas a oír cositas que te dejan sin resuello. Quizá por eso me he acostumbrado a dormirme con la tele o la radio puesta, porque en el silencio se oyen ruidos de verdad ominosos.
      Me alegro de que te haya gustado, guapísima.
      Un besazo.

      Eliminar
  5. Que maligna.

    Consigues darle esa incertidumbre final y necesario para mantener el suspense.

    Me gustó.

    Saludos desde El Bierzo

    ResponderEliminar
  6. ¡Hombre, Paco, gracias por lo de "maligna"!
    Me alegro de que te haya gustado, me lo pasé muy bien escribiéndolo.
    Besos desde Villafranca.

    ResponderEliminar
  7. Estremecedor, qué miedo!!! Muy bien escrito!

    un abraxo!

    ResponderEliminar
  8. Y no sería yo, por mucha prisa que tuviese, la que atravesara de noche un bosque.
    Y aunque nada oyese, seguro que las sombras y las ramas me parecerían brazos que intentaban cogerme.
    También según te leía, me la imaginé muerta de miedo, no es de extrañar que le diese un infarto, el miedo nos puede jugar muy malas pasadas.
    Lo has hecho muy bien, estuvo pendiente del desenlace hasta el final.
    Abrazos y cariños.
    Kasioles

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo del infarto me pareció un poquillo fuerte, pero pensé: ¡qué diablos, puedo poner lo que quiera ya que lo estoy escribiendo yo!, ¿verdad? A veces queremos ser tan realistas por escrito que se pierde la posibilidad del milagro.
      Gracias por tus palabras, Kasioles, guapísima. Muchísimos besos para ti.

      Eliminar
  9. E que Deus Abençoe Você pela Alma linda e Amiga,
    por esse Coração grande que você tem,
    por tudo aquilo que você é.
    Que Deus nos abençoe a todos,
    desde o primeiro segundo da
    manhã até o ultimo da madrugada.
    Que Deus ande pelos
    caminhos da vida e nos mostre
    a estrada do eterno renascer.
    Sinta agora um abraço sincero,
    forte e carinhoso agora.
    Beijos no coração afagos na sua alma.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Evanir, no te entiendo muy bien aunque casi casi, pero, eso sí, no puedo contestarte en tu idioma (portugués o brasileño, ¿verdad?, suena tan bien...). Supongo que me entiendes lo que te digo: gracias por pasarte y por tus palabras tan cariñosas.
      Um abraÇo carinhoso.

      Eliminar
  10. La mayoría de las veces el pánico no es más que un estado incontrolado de la mente y que casi siempre nos juega malas pasadas en el sentido de que nos hace ver lo que queremos ver y no lo que vemos en realidad. Pero es que noi es fácil ser capaces de no perder el sentido de realidad en determinados momentos y solemos avanzar hacia atrás en nuestra evolución hasta instalarnos en esa etapa mítica entre los tres y los ocho años, en los que somos capaces de creernos sin problema que un burro va volando. Ánimo, guapa y que me encantan tus comentarios, siempre jugosos y verdaderos. Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El pánico es el peor consejero. A mí el miedo -a veces un simple pensamiento- me da calor, me paraliza y me corta la respiración, todo a la vez. Sin embargo, no soy nada miedosa por lo general, mi casa es vieja y enorme, a veces se ha comentado que hay fantasmas y sin embargo voy a oscuras de noche por ella sin problemas, y por la calle, igual. Pero como se te atraviese una idea rara de pronto, entonces sí que ya te pones a sudar.
      Me alegra mucho leerte por aquí, Antonio. Un beso enorme, como un helado de chocolate, pero más cálido.

      Eliminar
  11. Mira tú por dónde me encuentro al volver de los bosques con esta maravillosa historia. Me encanta esta faceta tuya de suspense/terror, lástima no haberla tenido hace dos semanas, te aseguro que mis scouts se hubieran "divertido" de lo lindo con ella, aún así me la apunto para más adelante.
    De todas formas, e independientemente del final, lo desconocido nos seguirá aterrando, sea oscuridad, ruidos, sombras, luces o incluso esa caja abandonada en un rincón desde tiempos inmemoriales. Pero lo verdaderamente aterrador es el propio ser humano...
    ¡¡Besos apretaos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy ciertas tus últimas palabras, cuántas veces no dan ganas de dejar de pertenecer al género humano por lo mucho que horrorizan sus acciones.
      Sin embargo, Pelayo, esa caja abandonada en el rincón creo que a mí nunca me causará miedo... o tal vez sí, pero la curiosidad se impondrá siempre y le echaré un vistazo, por si contiene un tesoro de piratas o, casi mejor, un atadito de cartas de amor, o un diario... ¡eso sí que debe ser súper emocionante!
      Veo que has disfrutado muchísimo con tus scouts, me alegro mucho y os envidio. Yo ando a tirones, la verdad, por un tiempo la vida me está angustiando demasiado, justo ahora vuelvo del médico, me ha mandado-por primera vez en mi vida, aunque los haya necesitado antes, seguro- antidepresivos. Dentro de un mes o así ya te diré si me animan, espero que sí porque de verdad que no me reconozco, hasta leer me cuesta trabajo, con lo rata de biblioteca que he sido yo siempre.
      Besos apretaos, amigo!

      Eliminar
  12. Stephan King se queda corto.

    Una boa de terrores me rodea la garganta.
    ¡Ufff, madre mía, que se haga la luz, por dios!

    [bordado y conseguido el capítulo, Jana]
    Me ha encantado esta tu soltura narrativa, 'de miedo'

    Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues esa expresión, "una boa de terrores me rodea la garganta", me parece preciosa, me encanta.
      Gracias por pasar, Pilar. Me alegro de que te haya gustado mi "Noche En El Bosque", lo escribí hace tiempo y no sé qué me pasa ahora que me cuesta mucho escribir relatos cortitos, ahora me enrollo y me enrollo... serán épocas, supongo.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  13. Antes de marcharme a descansar al pueblo, he querido volver para dejarte un abrazo muy especial, te lo mereces porque siempre estás ahí, arropándome con tus palabras.
    D.M. volveré y os contaré muchas cosas.
    Cariños.
    Kasioles

    ResponderEliminar
  14. Muy buena tu manera de llevarnos por el relato mi querida Jana, los miedos siempre nos juegan malas pasadas, adentro del bosque y aún fuera de él, te abrazo fuerte! y vengan más letras :D

    ResponderEliminar
  15. Janita, como siempre preciosos tus escritos. por lo que veo estas como yo que no he tocado por mucho el tiempo el blog. He tenido muchos problemas de salud graves con mi madre. Pero buehh esto de escribir me hace mucho bien y como mi madre a re-puntado un poquitito retomo. Estás escribiendo algún libro, yo sigo en la lucha con Alicia en el país de las malqueridas, ya me han dicho que tengo que agregar más páginas, besotes desde Uruguay

    ResponderEliminar
  16. Mi niña, por lo que veo tú también has permanecido alejada del blog.
    Mi descanso en el campo ha dado a su fin y me he decidido a publicar nuevamente. Os he recordado y ya necesitaba vuestro apoyo y compañía. Este mundillo tiene un encanto especial.
    Te deseo todo lo mejor.
    No olvides que te queremos y esperamos.
    Te dejo un montón de abrazos en el corazón.
    Kasioles

    ResponderEliminar
  17. He venido a ver que tal, tienes la puerta entornada y no me atrevo a entrar. te dejo un abrazo

    ResponderEliminar
  18. Hola Jana, soy Josef.

    He vuelto. Resurjo de las cenizas para volver a abrir el blog de nuevo: lo necesito para expresarme y expresar mis sueños y aventuras imaginadas.
    Encuentro que ahora tú pareces haberte detenido. Parece que esto es algo que ocurre de vez en cuando. Llevar un blog eternamente a diario es algo que agota y consume mucho tiempo, lo sé por experiencia. Si vuelves te invito a pasar por mi sitio.
    El relato: emocionante. No me ha dejado respirar. El final aterrador. las descripciones muy reales. por momentos me sentí perdido en ese bosque...el bosque de nuestra mente.

    Un gran abrazo.

    ResponderEliminar
  19. Hola Jana! Tanto tiempo sin pasar por aca, me estoy poniendo al día con la lectura y disfrutando cómo narras tus cosas.
    Abrazo!

    ResponderEliminar
  20. Hace tiempo que no actualizas, Jana. Espero que todo vaya bien por ahí.

    Muchos besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Acabo de leer en uno de tus comentarios lo que te sucede. No decaigas. ¿Sabes? Yo ando igual. Y he vuelto a fumar. Y se presenta una época que... En fin, para qué contarte. Pero, mira. Sigo. Hecha una mierda, pero sigo. Hasta que me rompa o salga de una vez de todo.

      Te quiero mucho, mi niña. Si te apetece, sílbame algún día de estos. Y venga p'arriba o te cuento un chiste y soy pésima contándolos. Uffffffff...

      ;)

      Más besos.

      Eliminar
  21. ¡¡Se te echa de menos Jana!!
    Un besito

    ResponderEliminar
  22. Wow, no me esperaba el final!! Ha sido un placer descubrir tu blog, me verás más por aquí sin duda. Un beso!!

    ResponderEliminar
  23. Te veo en algún comentario, eso es indicativo de que andas por ahí, espero que vuelvas del todo. Saltos y brinocs

    ResponderEliminar
  24. guuuuaaaauuuuuuuu me he hecho ca-qui-tas!!!!!!

    ResponderEliminar
  25. Jana he venido a visitarte. Y puedes estar segura que de vez en cuando volveré a quedarme un ratito contigo. Un beso, Rocío

    ResponderEliminar
  26. Amiga Jana, no se si lees los comentarios, pero aún así me apetece "hablarte" un poquito. Todos tenemos estas lagunas, más o menos oscuras, más o menos profundas, de hecho mi blog se ha convertido en un manifiesto guerrillero contra un despropósito local, alejándose de las sosegadas primeras intenciones; así que, cuando necesito un poco de paz, vengo a hurtadillas y releo alguna de tus entradas... sigues siendo un verdadero bálsamo.
    Millones de besos apretaos

    ResponderEliminar
  27. Hola Jana.
    Por diferentes motivos, noto vuestra ausencia, muchas veces por tomas de descanso, otras cosas de la tecnología que ni veo ni veis cuando publicado, otras nos impide comentar, en tu caso no se cual es exactamente la causa.
    Pero os echo de menos, os deseo que todo cambie y mejore en cual quiera que sea la situación.
    Un abrazo.
    Ambar

    ResponderEliminar
  28. Hola guapa, que hermoso que esribes se te extraña!! Saludos desde Uruguay

    ResponderEliminar
  29. Hola guapa, que hermoso que esribes se te extraña!! Saludos desde Uruguay

    ResponderEliminar
  30. Hoy me he acordado de ti y no he podido remediar la tentación de venir a dejarte un fuerte abrazo.
    Se te echa en falta, te deseo todo lo mejor.
    Cariños en el corazón.
    kasioles

    ResponderEliminar
  31. Hola Jana, se nota tu falta, sepas que no estás en el olvido.
    Un buen domingo y un abrazo.
    Ambar

    ResponderEliminar
  32. Te prometo con volver cuando vuelvas a escribir.
    No es bueno generar ilusiones, despertar bellas pasiones , sembrar hermosos aromas de palabras y luego desaparecer .
    Todos notamos que no estás.
    Besos
    André

    ResponderEliminar
  33. A ratos te echo de menos. Abrazos y amapolas, aun las tengo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay Ester yo os echo de menos tanto... Pero el tiempo me come viva. Paso por facebook casi a diario y también a toda velocidad, y no sé adónde se me van las horas. Escribo mucho, leo todo lo que puedo, imparto algunos talleres para niños (los de la guarde han crecido y muchos de ellos conmigo) y quisiera tener cincuenta horas diarias para cada cosa. Sigo sin trabajo fijo pero escribo, talleres, cosillas que intento por todas partes y tampoco soy de mucho necesitar para ser feliz. Un fuerte abrazo, preciosa. Recuerdo muy bien las amapolas, en la jarra (que aún tengo).
      Os quiero.

      Eliminar
  34. Information is very useful Thank you for collecting information. ซานตา คลารา

    ResponderEliminar
  35. "Thank you for nice information
    Please visit our website unimuda and uhamka"

    ResponderEliminar

Contacto

Ana Vega Burgos
anavegaburgos,@hotmail.com