lunes, 24 de octubre de 2011

   Hoy ha sido el primer día de lluvia del otoño. Esta mañana, mientras iba hacia la guardería y miraba las gotas cayendo como estrellas en los charcos, me vino a la mente aquella primavera de 2004, "mi primavera de desamor", cuando supe, como un puñetazo en el estómago, que todo lo que había creído mío y eterno se desvanecía en el aire, que el hombre al que uní mi vida y mi futuro desde los quince años, se había enamorado de otra y no podía renunciar a ella.
  Nunca olvidaré las palabras con las que, por fin, contestó a mi pregunta cien veces repetida en aquellos días: "Pues sí, estamos enamorados". ¿Cómo pueden doler tanto cuatro palabras soltadas así, al amanecer de una noche insomne, mientras el corazón te golpea sin piedad en el pecho? Doler tanto y a la vez mostrarme, aparentemente, tan fría, tan serena. Le pregunté: "¿y qué piensas hacer?", él me contestó: "¿qué vas a hacer tú?", y yo ¿cómo iba a saber qué haría, si de pronto mi mundo se estaba derrumbando y no había ni un mal escombro que cayera sobre mí para quitarme el dolor, la responsabilidad, la certeza? 
  Eso sí: no supliqué. No por falta de ganas: me hubiera tragado todo el orgullo si hubiera habido una posibilidad de que él me amara... pero no puedes suplicar amor, no, porque el amor no se da a quien uno quisiera, sino que se da, y punto. Aquel "estamos enamorados" me rompía en mil pedazos el corazón, pero no había modo de borrarlo. Él tenía que irse con ella, y así se lo dije. No se fue... tardó un año, y ése fue mi gran error: permitirlo, no echarle a puntapiés, que es casi lo que tuve que hacer al final, y por eso sufrí durante meses lo que hubiera curado en semanas, por no saber "arrancarme su hierro de la herida".
  El primer fin de semana que siguió a aquella conversación, él se fue a verla, a Málaga (cerquita de aquel mar donde habíamos vivido dos años, digamos, felices), y yo me quedé en casa con mi niña de doce años. Era marzo; llovía, llovía, llovía... Sentadas en el suelo de la salita, con las cabezas muy juntas, Anais y yo leíamos a Bécquer y de vez en cuando una lágrima caía sobre las páginas ya amarillentas de puro leídas. Sé que tuve una enorme suerte por tenerla a ella para compartir mi tristeza, para comprenderme, para leer, cantar y llorar conmigo. Sé que su cariño, su compañía y su compenetración tan total conmigo me salvó de mucha locura.
  Aquel fin de semana escribí la primera de las poesías que, después, compusieron Mi Primavera De Desamor, un conjunto de poemas en los que volqué todo el dolor de aquellos días, tan lejanísimos ya en tiempo y sentir. Anais fue la primera en leerlo. Hoy, que llueve pero no es primavera, que el agua nos bendice  en esta tierra de olivares, pensé que lo escribiría en el blog para compartirlo con todos vosotros, y hasta la mañana se me hizo más corta con la idea de rememorar un poquito aquí lo que fue y ya no es, porque todo se supera, todo pasa, y después de aquel dolor... volví a vivir, volví a enamorarme, volví a llorar y encontré a alguien con quien compartir la lluvia, el sol, el viento y la belleza de las noches.


MI LLUVIA


Gota a gota la lluvia se desliza
y en mis cristales, sin llamar, golpea.
Por mi ventana veo su llanto suave
que abraza mi silencio y mi tristeza.

Tú ya no estás; no estás más que en mis sueños.
Sé que tu cuerpo es ahora acariciado
por aquel sol que ya no veré nunca,
por aquel mar que al fin me ha traicionado.

Cae la lluvia y es mía, mía la lluvia.
Cae para mí, me arrulla, me enloquece.
Mis lágrimas se mezclan con las suyas
y mi tristeza, acompañada, crece.

Tú estás muy lejos; sé que donde estás
también caerá la lluvia en primavera.
Pero ésta que acompaña mi dolor
es sólo mía, la que ayer fue nuestra.

Una mañana gris, al levantarte,
gotas de agua besarán tu faz.
Y entonces mi recuerdo irá en un vuelo
y entre la lluvia, amor, me añorarás.

Allí tendrás calor, tendrás ternura,
tendrás besos de miel y de ambrosías.
Tu piel se fundirá con otra piel...
pero la lluvia es mía. Sólo mía.
                                           Jana.


sábado, 22 de octubre de 2011

   Hay canciones que te dicen mucho porque te sientes identificado con ellas, con la letra, "como si estuviera escrita especialmente para mí". Otras te dicen porque te traen recuerdos de buenos o malos momentos en que esa canción sonaba de fondo, o te recuerdan a la infancia.
  Pero hay otras canciones que, desde la primera vez que las escuchas, sin saber por qué, sin que la letra sea especial al menos conscientemente, te pillan de sorpresa, te fascinan, te envuelven en un mundo raro de sensaciones como si fueras "tú", un "tú" que ni tú misma reconoces... es difícil de explicar. Me ha pasado sólo con tres canciones en toda mi vida, que la primera vez que empezaron a sonar me quedé como si algo me fuera a golpear en el centro del alma: "La Orilla Blanca, La Orilla Negra", "Vino Griego", y ésta: "Llamando A La Tierra". 
  La letra... no dice nada "personal". No es de amor, ni de desamor, ni de nostalgias definidas. Quizá rebuscando mucho podría pensar que a veces uno se siente "a diez mil millones de años luz de mi casa", "perdido en otra dimensión"... Pero eso está pensado después: simplemente empezó la música, oí "he visto una luz" y el mundo se detuvo en torno a mí. Tanto me afecta que a mi niña le he dicho varias veces que si en mi funeral la dejan poner música, que me ponga esta canción... y yo me iré a la otra orilla tan contenta.
  ¿Os dice algo también, o son sólo paranoias mías?



He visto una luz,
hace tiempo Venus se apagó.
He visto morir
 una estrella en el cielo de Orión.

No hay señal,
 no hay señal de vida humana y yo
 perdido en el tiempo
perdido en otra dimensión.

Soy el capitán
 de la nave tengo el control,
llamando a la Tierra
esperando contestación.

Soy un cowboy
 del espacio azul electrico;
a dos mil millones
 de años luz de mi casa estoy.

Quisiera volver,
no termina nunca esta misión.
Me acuerdo de ti
como un cuento de ciencia-ficción.

No estoy tan mal:
juego al póker con mi ordenador...
Se pasan los días
no hay noticias desde la estación.

jueves, 13 de octubre de 2011

POESÍA DE SIEMPRE

   Hace unos días puse la poesía de Neruda "Puedo Escribir Los Versos..." y pensé que, de una vez por todas, debería ser fiel a mí misma y al propósito con que empecé este blog, que era sobre todo traer poemas que, de puro conocidos, dejan de publicarse o recitarse y, por tanto, de conocerse. Así que a partir de ahora haré lo posible por poner uno de esos poemas, si no cada semana, porque no hago muchas entradas últimamente (entre el trabajo, y el visitar vuestros blogs y contestar a comentarios...) pero por lo menos cada quince días. Espero que os guste, seguro que la mayoría conocéis estos poemas pero no creo que os moleste volver a leerlos, ¿verdad? ¡Son tan hermosos! Y si alguno de vosotros no los conoce, mejor para mis intenciones, porque no deberíamos permitir que se diluyeran en el olvido esas palabras que tanto pueden decirnos, que nos ayudan en momentos de bajón o de tristeza, que están ahí siempre para llenar de belleza nuestras vidas y hacernos sentir que mientras haya poetas para expresar los sentimientos, nunca estaremos solos del todo.


LLAMÓ A MI CORAZÓN UN CLARO DÍA

Llamó a mi corazón, un claro día
con un perfume de jazmín el viento:
-A cambio de este aroma
todo el aroma de tus rosas quiero.

-No tengo rosas; flores
en mi jardín no hay ya; todas han muerto.
-Me llevaré los llantos de las fuentes,
las hojas amarillas y los mustios pétalos.

Y el viento huyó... Mi corazón sangraba...
Alma, ¿qué has hecho de tu pobre huerto?
                                        Antonio Machado

  No es mi intención comentar cada poema que ponga, pero permitidme que con éste haga una excepción para decir: no permitamos que llegue el día en que nos tengamos que preguntar qué hemos hecho de nuestro huerto. Y si ese día llega, siempre, siempre, estaremos a tiempo de volver a sembrar y cuidar nuestras pequeñas flores, por humildes que ésta sean.

viernes, 7 de octubre de 2011

¿INDIGNADA? Y, SIN EMBARGO...

 Si hubiera escrito esta entrada ayer, sí: indignadísima.
Según mi niña, cuando me cabreo le hago mucha gracia, pero esta vez seguro que no hubiera sido tan graciosa: el asunto era (y lo es, aunque ya no me afecte apenas) bastante serio, frustrante, una de esas cosas que te hacen sentir impotente.
  Y lo voy a soltar del tirón: ¿sabéis cuánto voy a cobrar mensualmente por ese trabajo por el que pegaba brincos cuando me avisaron?:
  407 euros
Sí, sí, no hay error, no he puesto un "4" en lugar de un "5" o un "6", nada, habéis leído bien, pero por si acaso lo pondré en letras, como en los cheques:
cuatrocientos siete euros.   
  Dos semanas antes de firmar el contrato me habían aprobado una ayuda (RAI, renta activa de inserción para parados mayores de 45 años que lleven un año sellando el paro sin haber trabajado más de noventa días en ese año, por si os interesa, porque no todo el mundo la conoce). Iba a cobrar 429 euros, o sea, que ¡voy a cobra, trabajando veinte horas semanales, menos de lo que cobraría por rascarme... la cabeza!
 Y eso que, para colmo, en primer lugar, se equivocaron, cosa que no sé por qué suele ocurrir mucho conmigo, o se equivocan o se rompe el ordenador y tengo que volver otro día. Me dieron una nómina, muy mona ella, en la que constaba que iba a cobrar 837 euros. ¡Menos mal que no soy de echar las campanas al vuelo! Más o menos, yo había hecho algunas cuentas: estamos en crisis, trabajo media jornada, soy auxiliar... si hubiera cobrado 500 euros me habría sentido muy contenta, pero calculaba algo así como lo que hubiera cobrado con la ayuda, o tal vez un poquitín más, por la cosa de que ¡trabajo! ¡Un estímulo, aunque sean cuatro euros más!
  No me quejaba: cotizo (aunque cada dos días cotizo por uno) y la ayuda -si la crisis o el nuevo gobierno que casi seguro saldrá no la borra de un plumazo- continuará allí, sólo que para cobrar esa ayuda hay que llevar un año sellando el paro, o sea que cuando se me acabe el contrato estaré un año entero viviendo... ¿de qué? Pues yo qué sé... como todos los parados sin ingresos: de milagro.
   Pero resulta que la preciosa nómina de 837 euros estaba equivocada; yo misma lo comenté al verlo: "esto me suena un poco raro", y en efecto. No me digáis "tonta" por haberlo dicho, porque si no digo nada y me voy corriendo a cobrarla, al mes siguiente habría tenido que devolver la diferencia, vamos, que no iban a regalármela por haberse equivocado ellos. No es como si tú te equivocas y pagas de menos a Hacienda, que te crujen sin piedad, no nos hagamos ilusiones.
  Pero, vamos, igual que me sorprendió el exceso, después me dejó bastante decepcionada el defecto: ¡yo que quería hacer lindos regalitos para Navidad a los míos, se van a tener que conformar otra vez con los cuatro pegos de los chinos de cada año!
   La verdad es que estuve rallada todo el día; mira que me decía: si estuviera cuidando niños, sin asegurar y más horas, me conformaría con menos y tan contenta; si estuviera limpiando en una casa, aunque ganara igual, el trabajo me parecería agobiante; si me hubiera apuntado, como tenía pensado, de voluntaria en la guardería de las monjas sólo para estar con los peques, no cobraría nada y no estaría asegurada... Eso me iba conformando un poco, pero es que además me sentía interesada, egoísta, culpable por una decepción meramente económica cuando todos sabemos lo mal, mal, terriblemente mal que están en otros lugares en los que se darían por contentos por tener unas vacunas y un plato de lentejas.
  Así que de indignada pasaba a avergonzarme de mí misma y a mirarme con desprecio. Creo que una de las cosas que me irritaba más era pensar que, al ser un trabajo asegurado, no me queda el recurso de cansarme de todo, decir "ahí te pudras, bien te logres y si te he visto no me acuerdo"; no puedo renunciar porque entonces no tendría ya derecho a ayudas, paro ni gaitas.
 
  Pero, ¡Janita!: ¡¡ ¡¿por qué ibas a querer renunciar?!!!

 Esta mañana, cuando llegué a la guarde, contenta porque era viernes, como una bandada de pollitos se me acercaron los peques a darme la bienvenida. Antonio me enseñaba su cochecito; Noelia me acariciaba el brazo y me miraba con su ancha sonrisa de bichito malo; Dani corrió a mi encuentro y se abrazó a mi pierna; Aitana me tiraba de la falda por detrás, Miriam me lanzaba besitos desde su silla, donde estaba castigada...
  ¿Renunciar? Hace menos de dos meses pegaba saltos de alegría, repitiendo: ¡VOY A TRABAJAR CON BEBÉS! ¡VOY A TRABAJAR CON BEBÉS!
 
   Me consideraba la más feliz del mundo; me preguntaba a qué santo milagroso habría rezado sin saberlo, hice promesas a la Virgen (y las he cumplido ya, que conste) si pasaba bien el período de prueba. No pensé en el sueldo; yo misma me dije: "será como la ayuda, pero ¡qué diferencia, trabajar, sentirme útil, y con niños, que es lo más gratificante para mí!
  Quizá os parezca tonta o demasiado conformista; puede ser. Tampoco iba a servirme de mucho ser más lista o no conformarme, aparte de para realizar mi trabajo amargada y pensando que la vida no es justa conmigo, buaaaaa..., que mira a Aznar, unos cuantos años de presidente, y menos mal que no fueron más, y ochenta mil euros al año hasta que se muera... Pues, franquísimamente, no me cambiaría por Aznar -con ese bigote, por Dios- ni por todo el oro del mundo, gane lo que gane y tenga lo que tenga. Yo tengo 407 míseros euros al mes por cuatro horas diarias, y cada día está lleno de anécdotas que contar, de pañales sucios y barriguitas fragantes, de sonrisas manchadas de yogur y manitas pringosas que me acarician, de esa mirada (ay, esa mirada no se compra con nada de este mundo) entre tímida y esperanzada con que me siguen, pendientes de mis mimos, de mis abrazos, de mi sonrisa y mi ternura para cada uno de ellos.
 No: no van a hundirme en la frustración y en el lamento porque sé que tengo suerte, que es el trabajo que yo deseaba, y que siempre he pensado de corazón que es mucho más importante trabajar en lo que uno ame que ganar un montón de dinero pero a costa de una tarea en la que no te sientas realizado.

Si quieres ser feliz un año, gana la lotería.
Si quieres ser feliz toda tu vida,
 ama lo que haces.


Por desgracia, este contrato es sólo por un curso, y por lo que me dijeron en el ayuntamiento, no hay probabilidad, lo hagas mejor o peor, de renovar seguido, porque hay más de una auxiliar de jardines de infancia en el pueblo e irá rotando cada año. Así que intentaré llenar estos meses de experiencias positivas -sé que también las habrá negativas, espero que las mínimas, pero es de lógica- y disfrutar sin pensar en el suelo.
  Y además, esta mañana telefoneé para darme de baja en la ayuda y me enteré de algo que me alegró muchísimo: vale, es media jornada, cada dos días cotizo por uno (jamás podré cobrar jubilación a este paso) pero por ser de lunes a viernes, cuando haga el año  tendré derecho al paro.
  Y hay otra cosa que quizá a alguno de vosotros os pueda interesar: si después de este trabajo me contratan aunque sólo sean dos días a jornada completa el paro a cobrar será bastante mayor. Y eso ya lo comprobé en persona la única vez en mi vida en que he cobrado paro, así que no lo echéis en saco roto. Dos días a tiempo completo marcan una diferencia de cobro que merece mucho la pena.
  ¿Que quizá haya que recurrir a algún chanchullo? Bueno... total... ahí sí me siento excusada, ¡después de trabajar por menos que si estuviera paseando todo el año!
   No hay mal que por bien no venga... el que no se consuela es porque no quiere... Dios aprieta pero no ahoga... (este párrafo dedicado a mi Carol, de Bloguera Refranera), el caso es que tras una tarde en la que me planteé meter fuego no sé dónde, o aullar a la luna, de nuevo he recobrado la fe en la vida y vuelvo a decir: ¡gracias! Porque es viernes y ya estoy deseando que llegue el lunes, y este martes me tocará encargarme a mí solita de la clase Cerezas porque la directora tiene que hacer un montón de papeleo y yo les daré los desayunos, haré la Asamblea (me muero de nervios, la verdad) y luego mis quince peques harán
 "el tren" para salir al recreo, a jugar como alegres pollitos que se dispersan bajo la atenta mirada de las mamás gallinas que somos "las seños".

ÉXITO ES TENER LO QUE SE DESEA;
FELICIDAD ES DESEAR LO QUE SE TIENE.




P.D.: si esta entrada os parece completamente de idiota, tenéis libertad para decírmelo, no voy a enfadarme. Cada uno es como es, y ya me doy cuenta de que yo me resigno pronto y no soy una gran luchadora; espero no decepcionaros mucho, si es así, de verdad que lo lamento, pero es que si no soy sincera en el blog, ¿para qué quiero mantenerlo?




lunes, 3 de octubre de 2011



   Este premio me lo dio hace ya unos días Diosa Lobezna; como últimamente estoy tan requeteocupada con esto de los pequeñines y sé que me falta tiempo para hacer entradas nuevas y a la vez poder visitaros a todos y comentar, he esperado un poquito para ponerlo. También pasó como siempre, que si ya lo tenían Dawa, Princesa o Demonio, etcétera (por no volver a nombraros a todas, que parece que siempre me repito igual). Es un premio-amistad, y cada uno de los que lo ha ido recibiendo ha hablado en su blog cosas muy hermosas sobre la Amistad. Nunca estará todo dicho, pero como yo tampoco sé decir más, he pensado poner tres vídeos en los que se canta a la Amistad: "Un Millón De Amigos" y "Amigo", de Roberto Carlos, y "Son Mis Amigos", de Amaral, que quizá se convertirá en un canto a la amistad porque cada vez que suena en una reunión a todo el mundo se le pone una cara emocionada digna de retratar.
  Así que abajo os pongo los vídeos, y antes os dedicaré este Premio Amizia Nel Mondo a:

   * Lenn,
   *Malena
   *Onasis
   *María
   Hay más, por supuesto, a los que os lo quisiera dedicar; pero unos ya lo tenéis (me lo han "despanzurrado" por tardar tanto en pasarlo) y otros sé que no soléis poner en vuestros blogs los premios, por falta de tiempo, o por no querer dedicárselos a unos sí y a otros no, o porque os parezca un tanto infantil, cada uno tiene sus motivos y todos son perfectamente válidos. Pero como es un premio de Amistad, vaya al menos un brindis de cariño y apoyo para cada uno de vosotros que venís aquí, me comentáis, yo os comento, y cada día estrechamos entre nosotros esos lazos de unión que son los que embellecen la vida.

   Y ahora, por haber esperado tanto, justo hoy Lenn me ha dejado en su blog otro premio para recoger, y esta vez no voy a esperar ni un nanosegundo porque, ¡por primera vez! puedo yo pasar este premio, regalo o mimito a mis queridas Dawa y Diosa Lobezna, y no espero nada no sea que llegue otra vez tarde.


  Así que ya está aquí, pequeñas mías, este precioso regalo de Lenn (Un Mundo De Colores Fluorescentes) por fin puedo pasároslo. Las condiciones son pasarlas a otros cinco blogs, poner el enlace de quien os lo ha dedicado y escribir una frase que os guste, os impacte u os llene. 
    Mi frase la leí hace unos meses en un blog y me impactó mucho porque estaba en un momento bastante chungo con mi pareja, esas veces en las que llegas a plantearte mandarlo todo a hacer puñetas y asumes que sola se está muy bien, incluso mejor que de cualquier otra manera. Un mes más tarde la volví a leer precisamente en el blog de Lenn, quizá fue lo primero que leí de su blog, no estoy segura pero hasta creo que sí, esas casualidades que me suelen gustar tanto:

     ÁMAME CUANDO MENOS LO MEREZCA 
    PORQUE ES CUANDO MÁS LO NECESITO.

   Y se lo dedico a:
   *Dawa
   *Maripili
¡Ah, se me olvidaba!: la última condición que conlleva el premio es pasarse por cada blog al que se lo dediquéis y decírselo personalmente, así que ¡allá voy, chicas! Espero que os guste.
   


UN MILLÓN DE AMIGOS (ROBERTO CARLOS)


    AMIGO (ROBERTO CARLOS)



SON MIS AMIGOS (AMARAL)

  

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Ana Vega Burgos
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