jueves, 4 de abril de 2013

 Hoy, 4 de abril estoy de batallitas. Últimamente estoy bastante a menudo así: serán, sin duda, los años, que no perdonan. Entre lo de la mano -me hicieron una filtración y ha mejorado un poco pero de vez en cuando me da unos tirones que pa qué- y el estar de nuevo sin trabajo; la lluvia constante, las goteras de las que mejor no hablar, la luz que se corta cada vez que llueve un par de días...
 Vaya, en un párrafo me he explayado.
 Hoy estoy nostálgica porque es 4 de abril, hoy era el cumpleaños de mi padre.  
Cuando vivía con ellos, éramos solo los tres, pero hacíamos ruido. No sé por qué, celebrábamos el cumpleaños de Vega y el santo de mi madre. Yo celebraba mi santo y mi cumpleaños, para eso era la más chica.
 Mi madre y yo (o mi padre y yo, según fuera el caso) pasábamos días eligiendo los regalos, escribiéndole una poesía, planeando un menú que le gustara mucho... No se trataba de buscar un plato lujoso, sino, por el contrario, algo que le gustara mucho y que no lo comiera a menudo. Un año le hicimos -bueno, mi madre lo hizo y yo estuve con ella en la cocina dándole charla- potaje de garbanzos con bacalao.
A mí eso, en aquellos tiempos... ¡puaj!, pero era su cumpleaños y lo comí con él haciendo de tripas corazón.
  Justo el día anterior, el 3, era el cumpleaños de Pili, mi vecina en Niebla y amiga del alma. Ayer le mandé un mensaje para felicitarla y me contestó que sus niñas -tiene mellizas- le habían hecho una tarta para celebrar el día.
 Un recuerdo lleva al otro, entre la lluvia constante, el cielo gris, la tristeza... de pronto te encuentras sonriendo al vacío y viviendo en otro mundo, muy lejano.
 Y de lo que me estuve acordando y ahora va aquí en el mejor plan batallita, es de una anécdota que nos ocurrió a mi otra amiga del alma y compañera de pupitre durante años, Margari, y a mí. Estábamos en 5º y en aquella época, los maestros daban "clases particulares" a los niños que las quisieran, a cambio de un pequeño estipendio mensual. Estas clases, en mi colegio, se daban de 12.30 a 13.30, y cuando acababan
empezaba el comedor.
  Ni Margari ni yo nos quedábamos a clases particulares, pero sí al comedor, así que esa hora la aprovechábamos para hacer los deberes y estudiar la lección de Naturales, que cada día teníamos que aprender un par de páginas de memoria. Nos sentábamos en un rinconcito del patio del recreo y allí, concienzudamente, hincábamos los codos.
 Pues un día se nos ocurrió que sería guay estudiar comiendo algún caramelo. Margari tenía un duro, así que fuimos al puesto de Dolores y compramos caramelos de la vaquita. Estaban buenísimos.
 Al día siguiente, el duro lo tenía yo, y lo compartimos, naturalmente, pero esta vez compramos menos caramelos y añadimos un paquete de pipas: 1 peseta.

Pero luego ya no quedaban duros. Al tercer día fuimos al puesto de Dolores y compramos entre las dos 3 pesetas de caramelos de la vaquita y 2 paquetes de pipas. 2'5 pesetas cada una.
  Fiadas.
  Dolores no tuvo inconveniente en fiarnos, porque era la costumbre de mucha gente y porque conocía de sobras a nuestros padres. 
  Cada semana, teníamos un duro Margari y otro yo. Los otros tres días... pues era muy fácil y cómodo decir "me lo apuntas". Además, era "hoy me lo apuntas a mí", riguroso turno. 
  Ya a veces nos picaba un poquillo el remordimiento. Cuando nos decía: "¿No vais a pagar algo ya?", nos mirábamos y decidíamos que cuando nos dieran la paga de la semana, la guardaríamos entera para ir bajando la deuda. 
 Pero llegaba el domingo, íbamos a misa -las niñas de los 70 - y después al kiosco de la Plaza de la Feria, donde había tantísimas cosas... Yo recuerdo estar súper enviciada con las estampitas de Heidi, es que no podía resistirme, y luego, para colmo, salieron como enorme novedad los gusanitos... ¡qué buenísimos!
 Así que llegaba el lunes y... bueno... "apúntamelo a mí, Dolores", y Dolores nos miraba de reojo y apuntaba.
 Hasta que llegó un día en que se nos exigió el pago de la deuda. Íbamos por 35 pesetas cada una, no lo olvidaré mientras viva. Era un pastón.
 ¿Qué hacer? Pues... llorar, retorcernos las manos, y no teníamos para pagar. Dios mío, se lo van a decir a nuestros padres. Qué mal. Qué vergüenza. Mis padres, que siempre me decían lo malas que eran las deudas, que vivían como fuera con tal de no firmar letras, que hasta el piso lo pagaron en tres golpes para no tener que hipotecarlo, mi padre le tenía fobia a eso. Y ahora me presentaba yo... con un pedazo de deuda... ¡y de caramelos y pipas, caprichitos innecesarios! 
 Y los padres de Margari no eran menos, que la madre era una mujer muy dulce, muy tranquila, pero el padre era un rabillo de lagartija, todo nervio, y cuando se ponía serio, acojonaba.
 Bueno, esta batallita tiene hasta su moraleja: respecto a Margari no sé, pero yo, a lo largo de mi vida, he dejado muy, muy poco a deber nunca, y eso que fui durante veinte años vendedora ambulante, que tienes que comprar mucho y con poco dinero. Me quemaba cada vez que tenía que comprar a crédito algo de mercancía. 
 Y respecto a mi vida privada, ahí sí que no he dejado nunca a deber ni una patata, vamos, por el recuerdo, no tanto de la bronca, sino de la vergüenza y el temor que sufrí hasta que saqué valor para confesar. Y más que el castigo -que lo hubo- y la larguísima bronca salpicada de batallitas -especialidad de mi padre-, era la decepción que les provocaba, el haber hecho algo que ellos no hubieran esperado nunca de mí, precisamente por lo muy a rajatabla que llevaban ambos lo de no comprar fiado. Que a mí me parecía un poco exagerado, pero hoy, tal como han ido yendo las cosas, casi diría que ha sido de los mejores legados que podían dejarme, el no sentir tentaciones de vivir por encima de mis posibilidades. 
 Pues he contado una batallita en toda regla, como se nota que los años pasan, ¿verdad? Y lo más grave es que... puede que cuente más.

24 comentarios:

  1. Evidentemente lo primero es desear un feliz cumpleaños al poeta que descubrí hace un par de años y que además sirvió para recuperar parte de mi feliz infancia.
    Como ya sabes Jana la de celebrar el cumple es una costumbre que también tenemos en casa, es más te diré que en mi caso voy al cementerio y me tomo una cerveza junto a mi hermano, prueba tú con los garbanzos ¡verás como saben mejor!
    La segunda parte me ha llegado igualmente, aunque por desgracia ninguno de los dos kioskos están ya, el de la Plaza de la Feria porque el dueño murió bastante joven; supongo que cuando te refieres al puesto de Dolores sería el que estaba justo en la Puerta del Buey, ya que en la Plaza de San Martín también estaba el kiosko "de la Loli", aún así ninguno queda ya dentro del pueblo, hay dos en la carretera, uno justo a la entrada de la barriada que te hubiese venido muy bien, y un tercero cerca de la plaza de toros, en la carretera de la ermita.
    Perdona por este ladrillo, pero me encantan las batallitas (cosas de la edad supongo).
    Besos apretaos en un día de felices recuerdos.

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    1. Bueno, Pelayo, no pienso irme a ningún sitio a comer garbanzos con bacalao, que siguen sin gustarme. Lo de la cervecita lo haría más gustosamente, sin embargo, yo no suelo ir apenas al cementerio, ¿sabes?, allí no me siento cerca de ellos para nada, yo los busco más por el camino de la ermita, que les gustaba tanto, o simplemente en cualquier rincón de casa. Esta casa en la que ahora vivo es en la que ellos vivieron al casarse, en la que yo nací, y en la que vivieron antes de irse, tanto ella como él, porque a mi madre, cuando ya sabía que la cosa "no pitaba", lo único que le hizo un poquito de ilusión fue venirse a esta casita, a la que ella quería tanto, en la que había vivido desde los tres años. Fíjate cuánta historia puede tener mi viejo caserón lleno de goteras.
      El "puesto de Dolores" en realidad no era el kiosco, sino la casa de ellas, ¿la recuerdas?, bueno, creo que estaba justo frente a tu casa, aquel portalón grande, negro, y dentro tenían un puestecillo la mar de goloso. Hay qué ver, de pronto parece que las estoy viendo, a Dolores y Juanita, las niñas, con las que hice trabajos de escuela, y jugué, y fui con ellas a la feria, por primera vez, a solas las niñas, sin adultos.
      Ya ves que podría seguir con las batallitas... ay, madre, esto es grave.
      Besos apretaos, muy apretaos.

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  2. Que bien te has quedado ¿A que sí? Contar los recuerdos es volver a vivirlos, una entrada muy tierna con moraleja incluida. A mi me ha gustado, me has hecho rememorar algunas cosas.
    Hoy es el cumpleaños de mi hija. Un abrazo

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  3. Felicidades para tu hija, Ester. Seguro que lo habéis celebrado también a vuestro modo hermoso, ¿verdad? Yo todavía estoy "celebrándolo" a mi manera, he estado por su blog, he hecho una entrada que hace días que quería hacer, y me siento cerca de él, de los dos, muy cerca.
    Me alegro mucho de que te haya gustado, es verdad que últimamente tengo muchas ganas simplemente de rememorar cosillas simples, de recordar y de contarlo. Y mi niña no viene hasta el sábado, y tampoco me voy a pasar el día en plan abuela batallitas cuando viene... así que, el blog... quizá...
    Un abrazo, Ester.

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  4. HOla Jana, ¡jo! que puede decir un ilimplense al leer tu "batallita" aver todo me suenaaa, los kioscos, el momento, la Dolores, madre de mi amigo y compañero de clase Altimidoro que seguro igual recuerdas, al igual que Santiago el hijo de Domingo cruz y seguramente vecino de la barriada tuya (las casas de la barriada del cemento).
    As removido mi baul de recuerdos. Se me viene infinidad de batallitas, de buenos recuerdos. Me as trasladado a otra epoca que por cierto se añora, no habia malda ni malos royos como quizas suceda hoy en dia. Las gentes eran mas sanas mas transparente, disfrutabamos quizas mas que ahora y con mucho menos, nos relacionabamos mas, teniamos mas confianza, eramos mas amigos.
    Todo era diferente, y como sabes y recordaras casi o nos conociamos todos.
    En fin gracias por haber removido mis recuerdos de aquellos tiempo que quizas fue mejor.
    Un abrazo

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  5. Madre mía, Antonio, ¿tú eras de la clase de Alti y Santi? Claro que me acuerdo de ellos, si Santi era el hermano de mi amiga Margari, mi "cómplice" en la aventurilla que he contado. Tengo fotos suyas y del resto de sus hermanos en una caja de aquellas que daban con el ColaCao, ¿las recuerdas? creo que todas nuestras madres tenían unas cuantas, para la costura, para los garbanzos, para las fotos... Yo tengo varias, y a veces nos ponemos mi Anais y yo a mirar fotos y a ella le gusta que le cuenta alguna anécdota de cada foto, de los personajes que salen en ella, y ahí hablo de Margari, Mariano, Santi, Antonio, Domingo... y el pequeño, José Luís, al que recuerdo con un cariño que se me saltan las lágrimas, éramos los dos tan callejeros que cuando los demás se quedaban viendo "Heidi" o "Marco" o "La Casa de la Pradera", José Luís y yo nos íbamos por ahí con las bicis y los perros a inventar historias para jugar...
    Recuerdos... para llenar otra vida entera, Antonio.
    Un abrazo apretao.

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    1. Aver Jana, No puedo evitar la tentacion de responder a tu pregunta.
      Si claro que si yo era tambien de esa clase de octavo, donde solo eramos trece entre chicos y chicas, mas concretamente seis chicas y siete chicos, me apetece mucho nombrarlos seguro que recuerdas algunos mas.
      Aver empiezo por las chicas, Julia la hija del practicante como se le llamaba antes al Ats,Manoli Romero, Isabel Naje que ella vivia al ladito de la fabrica de cemento que aquello se le llamaba el chopar Mari Carmen Ruiz, que ella vivia justo en frente del colegio, Petra,la hija de Vicenta la limpiadora y hermana de Juaquina una de las cocineras ¿te acuerdas?
      Engracia y los chicos,Santiago, Altimidoro, Juan Moreno, Rodrigo,Fernando, Mateo y yo Antonio, aunque mi nombre es Jose Antonio pero todo el mundo me llama por Antonio.
      En fin paro ya porque cuando me de cuenta te e puesto al dia de toda aquella epoca ufff buenos recuerdos.
      Un abrazo amiga

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  6. Hay qué ver, qué recuerdos... La verdad es que de los chicos solo recuerdo a Alti y Santi, porque érais "mayores", de 2ª etapa, y no nos juntábamos ni en los recreos. De chicas, ahí ya sí... Mari Carmen, Julia, Isabel... y Joaquina, la cocinera, ¡claro que me acuerdo! Y de aquellos martes de alubias y pescada, yo odiaba la pescada e intentaba camuflarla bajo las cáscaras de la fruta, pero me la encontraban siempre y me hacían comerla. ¡Los martes me quedaba en el comedor casi hasta la hora de volver a clase!
    Estuve en el colegio las últimas veces que fui a Niebla, y Pelayo fue tan gentil que me mandó varias fotos porque se me quedó la cámara sin batería justo al empezar. Se hace extraño verlo abandonado, las ventanas rotas, el patio invadido por cualquier cosa que no sea niños... Y, sin embargo, de alguna manera extraña, me pareció justo: nosotros, los niños que lo amamos y disfrutamos, tampoco estamos ya allí para jugar, es un toma y daca, un ojo por ojo. El colegio queda solo para el recuerdo, igual que nuestra niñez...
    Gracias por recordar, Antonio. Así, contar batallitas es un placer de dioses.
    Un abrazo.

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  7. Se siente bien recordar cuando una anécdota te lleva a otra y al final concluyes si has aprendido o no de esas experiencias. Y es muy cierto que cuando se es muy joven esas experiencias definen más el rumbo que le das a las acciones en tu vida, quedan muy grabadas en nuestros recuerdos. Al mismo tiempo es hermoso recordar aquellos tiempos de la niñez, los amigos, la complicidad y las reacciones de nuestros padres.

    Un beso.

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    1. Especialmente hermoso, al menos para mí, recuerdo una infancia muy feliz a pesar de haber sido una niña un poco marginada, el hecho de que mis padres escribieran y yo también hacía que me miraran como a un bicho raro, recuerdo que un compañero de clase me preguntó una vez: "y cuando tú te metes en tu casa con tus padres, ¿qué hacéis? ¿Os ponéis los tres a escribir cada uno a lo suyo, como locos?" .
      Sin embargo, tenía mi grupito de amigas y me encantaba jugar, la calle me llamaba siempre y vivir en un pueblo tiene muchas ventajas sobre la ciudad porque los niños juegan en la calle, no hace falta estar encima de ellos vigilándolos, y se disfruta mucho más.
      Gracias por pasar, Cartoncita. Un beso.

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  8. ¡Hola! Gracias por la visita a mi blog, he estado leyendo el tuyo y veo que tienes un blog interesante, me gustó mucho tu anécdota y me recordó también mi etapa de estudiante, qué recuerdos! Saludos. Ya te sigo.

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    1. Sofi, me alegro mucho de verte por aquí. Llegué a tu blog desde el de Cartoncita y es que me llamó mucho la atención el nombre, "Esa Chica En El Espejo", es muy sugestivo, y cuando entré para echarle un vistazo, me enganchó de pronto. Volveré para ir leyéndomelo entero, poquito a poco.
      Me gustaría mucho seguir viéndote también a ti por aquí.
      Un beso.

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  9. *Se pone a dar saltitos de un lado a otro...

    ¡Cuenta Más! ¡Cuenta Más!
    *O*

    A mí la verdad es que me encantan este tipo de historias, con sus respectivas moralejas, porque te hacen aprender de ello.

    Eso sí que vergüencita más grande tuvo que recorrerte el cuerpo aquel día eh?... no me extraña para nada que hayas seguido a rajatabla aquello de no dejar nada más fiado.

    Es una pena y te lo digo con la mano en el corazón...que a día de hoy, muchos de estos principios y valores (y otros tantos...), se estén perdiendo relegando todo en los profesores por ejemplo...¿cuándo se les meterá en la cabeza de que este tipo de cosas se tienen que venir aprendidas de casa?...o al menos con una base bien fijada.

    (Creo que tengo complejo de abuela xDDDD)

    Estoy completamente de acuerdo contigo: Un legado cedido de una forma extraordinaria (y exquisita)... *.*

    ¡¡Besazos Muy Requetegrandes Preciosa Gatita!!
    ¡¡Muuuuuuuuuuacks!!

    =^.^=

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    1. Lo pongo en plan respuesta a mí mismo comentario para que luego no te me vuelvas loca a la hora de contestar, soy un caso perdido y menos mal que me ha dado por mirar de nuevo, iba a felicitarle mirando al cielo para ver si...aunque no me conozca, le llega mi felicitación (y espero que tambie´n sienta el cariño que le tengo gracias a todas esas anécdotas y palabras que salen de ti hacia él).
      ¡Y no lo puse al final! ...Madre mía u.u menos mal que tengo la cabeza encima de los hombros.

      Mil Perdones...Y aquí va:

      ¡¡FELICIDAAAAAAAAAAAAADEEES !! *.*

      ¡¡Besitos al cielo!!


      PD: Y besitos y ronroneos para ti, pequeñina
      =^.^=

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    2. Dawy, estoy completamente segura de que te conoce, esté donde esté, pues si es cierto eso que sentimos de que los tenemos cerca, de que velan un poco por nosotros, ¿cómo no va a conocerte, con lo importante que eres en mi vida? Mis padres conocieron siempre a mis amigas, yo les hablaba de ellas y al final siempre acababan tomando contacto, y no iba a ser diferente contigo. Gracias, peque, por tu felicitación.
      Y respondiéndote al primer comentario, me hace gracia que digas eso del "complejo de abuela", yo también lo tengo... claro que me acerco más por edad, pero es que hace quince años decía lo mismo. No podemos dejarlo todo a cargo de los profesores, lo que se ha conseguido con eso ha sido, simplemente, que los profesores se retraigan, asustados, alarmados, y que se agoten antes de intentarlo, de lo que acaba resultando que la educación de los niños la estamos dejando en manos de la tele y los videojuegos. Ya me dirás. Sobre todo, la tele, cada vez que vemos en la series cómo chantajean los niños a los padres, qué graciosos, mujer, y cómo prima sobre todo la poca vergüenza y se desconocen los valores... pues se explica una por qué las cosas van como van,¿no?
      Peque, sé que te debo un correo y no me pongo, no hay manera...estoy con lo de la Contabilidad bastante liada, me gusta mucho pero necesita un montón de tiempo si no quiero dejar el inglés, que evidentemente no quiero dejarlo. Y encima he estado escribiendo un relatito entre medias... imagina. Pero buscaré tiempo para mandarte uno, aunque sea tipo telegrama.
      Besitos y cabezacitos, gatita noa.
      =^-^=

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  10. Hola guapa, me uno a esta felicitación a tu padre (aunque sea con dos días de retraso) y me ha gustado mucho leer estas batallitas. La verdad es que de estos apuros se sacan verdaderas lecciones de vida y que ojala todos los sinverguenzas y estafadores que tenemos en la actualidad hubieran tenido unos padres como los tuyos. Y tu capacidad para aprender y recibirlo como un legado.

    Sobre los achaques espero que pronto estes mejor y las otras cosillas también se arreglen pronto.

    Un abrazo.

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    1. Gracias, Neuri. Me alegro de que te haya gustado la batallita, creo que a la larga irán más, porque ya te digo que estoy muy "rememoradora" estos días.
      Y no eran solo mis padres, en aquella época eran todos así, si cometías una fechoría, la pagabas,no a palos (al menos en mi caso), pero sí había un castigo que te hacía sentir que no te apetecía hacerlo mal. Y sabíamos lo que estaba bien y lo que no, no nos cabía duda. Porque nos lo enseñaban, que nadie nace sabiendo. Y nos lo demostraban con el ejemplo, también.
      Sí que estoy mejor, me hicieron una filtración en la mano hace trece días y ahora puedo decir que no me duele nada. Espero que no se reproduzca, pero realmente ahora mismo ya no siento dolor. ¡Es una gloria poder peinarse y mantener las manos en alto un rato sin dolor ni tener que tomar posturitas raras para evitarlo!
      Un abrazo, guapísima, me alegra siempre mucho tu visita.

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  11. Ah, vover la vista atrás, te reviste de melancolía.

    Pero ya no puedes - aunque quisieras - ser el niño/a que fuiste.



    Puedes coger las fotos que quieras, pero puedes encontras muchas

    en : Mi Foto Animada Blogspot.



    Saludos desde El Bierzo

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  12. Gracias, Paco, esas fotos me encantaron y ahora me pasaré por el blog que me indicas, seguro que flipo.
    Un abrazo.

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  13. Pues con una sonrisa he estado leyendo esta tu batallita de la deuda.
    También mis padres me enseñaron eso y lo he llevado a rajatabla, al menos hasta el momento.

    Es muy hermoso esto de que aún "celebres" los cumpleaños de tu padre.


    Espero que te mejores. La salud es tan necesaria para la felicidad...

    Besos

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  14. Qué hermoso legado nos dejaron nuestros padre, yo intento "legar" también aquellos valores a mi hija, de momento creo que no me puedo quejar: los tiene. También ayudan mucho los libros que leíamos de pequeñas, que yo guardé para que ella leyera también.
    Siempre recuerdo los cumpleaños de mis padres, también el aniversario de su marcha, y durante varios años mi padre, mi niña y yo nos reuníamos para comer algo especial en el aniversario de la muerte de mi madre. Después dejamos de hacerlo, cuando él ya estaba un poquillo más despistado, pues yo pensaba que si no se acordaba del día que era, mejor. Sin embargo, al acabar el día casi siempre me decía: "niña, ¿sabes qué día es hoy?", y entonces ya me quedaba sin saber si había sido mejor o peor no conmemorar el día. Aún hoy sigo sin saberlo.
    Con la primavera parece que renazco, Trini, se me quitó lo de la mano con la filtración y parece que la alergia va más controlada por ahora.
    Un beso.

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  15. Bueno, siguiendo tus peticiones, ya tienes el comentario debajo del tuyo en mi blog. No te lo he dicho nunca, pero el nombre de tu blog me gusta mucho. Eso es la vida para todos, una niebla a través de la que vamos dando manotazos a ver si vemos algo. Unas veces vemos y otras..., ahí vamos perdidos como podemos.
    De lasa batallitas no quiero insistir. Cuenta lo que quieras que es tu vida y que es a tí la primera a la que le tiene que interesar. Del cumple de tu padre me da ternura pero, amiga mía, él ya murió y ahora vive en tí y por donde tú vayas allí va él. Él ya cumplió. Ahora nos toca a nosotros, es nuestro momento. De tu dolencia no me extraña lo que me dices. Sé por mi compañera María lo largo que es y lo dificultoso y doloroso. Se trata de echarle paciencia y valor. Sigue contando cosas y así te entretienes. Otro beso de abril, amarillo como los jaramagos, que son mi delirio

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  16. Querido Antonio, gracias por seguir contestándome en tu blog, es verdad que, sin la respuesta, parece que falta algo, que le hablamos a la pared... aunque a veces no sabe uno qué contestar, a mí al menos me pasa.
    Me alegro de que te guste el nombre de mi blog. Realmente, empezar este blog me ayudó mucho a salir de esa niebla en la que me refugio, aunque de vez en cuando vuelvo corriendo a envolverme en ella. Si te apetece, lee el poema que tienes en la parte derecha, "Mi Soledad Encantada", en el que también hablo de esa niebla en la que me envuelvo o me oculto, esté bien o mal, lo hago, es mi refugio.
    También, desde luego, la palabra "niebla" juega con el nombre del amado pueblo donde me crié, mi Niebla, mi mágica querencia.
    Y no me despido sin decirte que, a pesar de lo lindos que son los jaramagos, mis flores favoritas son los lirios del campo. Los sencillitos, esos que apenas tienen tallo ni para meterlos en un vaso. Los había en Niebla, sabes, crecían cerca del arroyo y mi padre traía cada año los primeros que salían, para mi madre. A finales de enero. Y cuando me fui de Niebla, dejé de verlos y los perdí durante muchísimos años, y los recordaba, sabes, pensando que tendría que ir a Niebla para verlos... ¡y resulta que crecían aquí, cerca de mi casa, y que cada año, no sé cómo, me perdía su floración! No te puedes figurar la ilusión, la alegría incrédula que me embargó cuando los volví a ver, de pronto, junto a la carretera, una mancha violeta... paramos la moto, volvimos sobre nuestros pasos, y lloré de emoción al ver que había lirios, que los había otra vez para mí, tan cerquita.
    Antonio, no sé qué me pasa contigo que siempre me sacas muchas más palabras de las que pretendo decir. Será que me inspiras.
    Un beso de lirios de primavera temprana, para ti.

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Ana Vega Burgos
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