sábado, 27 de octubre de 2012

 ¿Os acordáis cómo me quejaba hace unos días, por lo del premio que no voy a cobrar? Pues parece que los hados se hartaron de oír mis lamentos y me han concedido un premio de consolación. ¡Hala, hija, toma y cállate ya la boquita! 
  (Eso demostraría que es cierto el refrán ese de "niño que no llora, teta que no mama").
  Cuando acabé de trabajar en la guarde, os conté que me había vuelto loca escribiendo, que en pocos días acabé tres relatos cortos. Coincidió con un correo de la bibliotecaria del pueblo, que siempre que se entera de algún certamen de por aquí cerca, me envía el aviso. Así me enteré de que había un concurso organizado por AEMAG, una asociación de enfermos mentales y sus familiares, que abarca todo el Alto Guadalquivir. Os pongo el enlace a su blog por si os apetece echar un vistazo:Semillas de Futuro. Entré en él, vi que éste era ya el XX concurso, que había tres premios y que el tema debía versar obligatoriamente sobre "vivencias en torno a los problemas mentales". Leí algunos de los premios de años anteriores, pensé "qué difícil", luego me dije: "bueno, no tanto, puedo intentarlo"... era como un reto.
  Primero quise haber escrito sobre la anorexia, que es un tema que siempre me ha llegado mucho, pero eso, a pesar de llegar a ser problema mental, es mas bien un trastorno alimenticio... no iba a ser adecuado. Entonces empecé a leer sobre el trastorno bipolar, y quedé fascinada inmediatamente. A veces piensa uno que tiene muchas cosas en común con algunas de las enfermedades que lee... sobre todo, al hablar de la "manía", yo me he sentido muy, muy identificada, pues sé lo que es eso, lo que yo llamo "ataque de inspiración", ya os he hablado también de cómo me afecta, de cuando empiezo a escribir una novela (porque un relato es corto, y puedo con eso dos o tres días nada más), de cómo no vivo más que para mi imaginación, y a la vez, la locuacidad extrema, el éxtasis... bueno.
  Escribí "La Escalera De Cristal". Me quedó... regular, os lo dije, ¿recordáis? Hablaba demasiado "explicativamente", era un relato hecho especialmente para ese concurso, no valía (a mi modo de ver) para otra cosa. El final me quedó... muy romántico. Pero mucho. ¿Pasteloso? No lo sé, pero a mí me gusta, ya ves, para mí la última página salvaba el relato. Además, tenía que ceñirme a cuatro páginas, yo hubiera necesitado entre cinco y seis para decir todo lo que quería decir, pero tuve que reducirme.
  Era lo primero que escribía desde "Cosas De Pareja", y estaba desentrenada. Me costó tela. Hasta me dolía la mano. No me fluía como me gusta, sino que sufría para cada párrafo... bueno, no quedé contenta con el relato, pero entonces se me ocurrió aquel que publiqué aquí, del alzheimer, "Desde Mi Olvido", que me dejó contenta y decidí mandarlo al concurso, el alzheimer también entra en las enfermedades mentales aunque provenga de otra cosa.
  De todas formas, se podían mandar cuantos relatos se quisieran. Así que, de acuerdo con Anais -eso siempre- decidimos mandar los dos. En la Escalera no teníamos ninguna fé, pero mi peque me decía "a lo mejor, como la bipolaridad no es un tema que suela escoger nadie...", así que aceptamos pulpo como animal de compañía.
  Pues, vale, que no me extiendo más, que soy pesaíta: que el miércoles me telefonearon para decirme que había ganado el 2º premio... con "La Escalera De Cristal". Me quedé a cuadros. Bueno, a cuadros pero a saltos (como diría Ester) pero de verdad, la muchacha me lo iba diciendo y yo iba saltando por la casa de mi niña, con el móvil en la mano y tapándome la boca para que no me oyera... ellos me miraban, interrogativos. Anais creía que era que al fin nos iban a dar el Sebastián Cuevas, pero yo le hacía con dos dedos: "segundo, segundo", y la tenía más liada que la pata de un romano.
  Pues qué bien: 300 euritos. Por fin gano dinero escribiendo, que aparte de las novelas que publiqué de jovencita, que aquellas si las pagaban relativamente bien, después no he pillado ni un céntimo, y la verdad es que falta hace, y mucha. El premio de novela fueron cincuenta ejemplares y la publicación. Eso sí, vendí algunos en una fiesta que se hizo en el pueblo que trataba de "y tú ¿qué sabes hacer?" y lo mismo vendías pulseras de cuero que cosas de crochet... y yo vendí algunas de mis novelas, pero pocas, la verdad. Y luego el premio de relatos de Villafranca, fue este ordenador (menos mal, eso sí) y el Sebastián Cuevas, incobrado, pero además serían libros, a elegir por mí, pero libros. Ahora... ¡ja, ja! ¡300 eurillos! Comeremos langostinos los cuatro, un día, y nos iremos a comprar algunas pinturitas Anais y yo, un libro que hace tiempo que deseo mucho (el de Lily), un cuadro para Kino, que tiene ganas también hace mucho, quizá un fin de semana en algún sitio, no sé... y el resto (que sí, que sobrará, que yo no gasto mucho) para decir "bueno, esto me lo compro con lo del premio" y no sentirme culpable cuando me encapricho un poquillo con algo, igual que hacemos con "lo del tabaco", que entre las dos cosas, vaya, estoy que me salgo.
  Y voy a poneros algunas fotos de la entrega de premios, que fue ¡ayer! Tuvimos que leer los relatos, el primero se titulaba "El Puente De Niebla", me gustó mucho y eso que no me enteré bien, bien, claro, pero pronto los publicarán en el blog y podré leerlos más tranquilamente. El tercero, no recuerdo el titulo, también me gustó mucho, el autor era un muchacho muy jovencillo, de estos que los ven las viejas y enseguida te dicen "ése fuma porros", pues mira, tiene algo más en la cabeza, fume lo que fume. Estaba nerviosillo y ceceaba mucho al principio, pero luego se animó con su relato y lo leyó muy bien. En cambio, el ganador del primer premio se excusó diciendo: "entre la torpeza y los nervios, prefiero que lo lea mi compañera, María", y lo leyó la chica.
  Yo estaba nerviosilla también, cosa logiquísima, pero me tomé un orfidal de los que me ha mandado el médico para la ansiedad al dejar de fumar, y me quedé tan pancha. Además, la verdad es que había ensayado cuatro o cinco veces en casa; una se siente ridícula, la verdad, leyendo en voz alta algo que, encima, lo ha escrito ella misma, pero lo leía cuando Kino (M.P:) no estaba, o andaba por el huerto, o el gallinero... y me alegro de haberlo hecho porque si no, me habría equivocado a veces, no habría sabido darle la entonación, en fin, que hay que ensayar, joder, que no puedes ir por ahí improvisando, que la gente que te tiene que escuchar aunque se aburra se merece al menos eso, que si quieren, puedan enterarse de lo que les leen.
  El 2º premio era, además del cheque, una placa muy mona con el escudo de Montoro, que es donde está la sede de AEMAG, aunque cada año dan los premios literarios en un pueblo distinto del Alto Guadalquivir; el año que viene o el otro toca Villafranca, aunque los ganadores de cada año tienen que esperar tres para volver a concursar. 
  Éste es uno de los retratos de grupo, el chico alto que está tercero por la izquierda es el ganador del 1º; el que está en primer lugar, que lleva en la mano una estatuilla (no sé por qué al 3º le dieron estatuilla en  vez de placa), es, como digo, el 3º, los demás son el jurado, el alcalde del Carpio y el presidente de AEMAG. Falta la jurado a la que yo tenía más ganas de conocer, Josefina Solano, malagueña, que el año pasado fue 2º premio con una obra que me ha encantado, "El Duro Oficio De Vivir". Leyéndola, me dije: imposible que nada de lo que yo escriba pueda competir... pero a la vez me dio más ganas de intentarlo. Si queréis leerla, en el enlace de Semillas de Futuro que he puesto arriba se pueden leer las del año pasado (las tres) y las del anterior, y pronto se podrán leer las de este año; estoy deseando, por saborear tranquilamente el 1º y 3º, que, con  los nervios, no me enteré bien, bien.
  Y después, un refrigerio que no os podéis imaginar qué bien estaba, nada de racaneo, me sorprende que una asociación como ésta, con pocas ayudas, solo el aporte de socios y familiares y algunos voluntarios, sepa hacer las cosas mejor que tantos ayuntamientos que...¡bueno, me callo que me indigno otra vez!
   Anais y yo, que estamos con la puta dieta desde que dejamos de fumar, pues comimos... claro... sintiéndonos culpables pero ¡estaba todo tan bueno! Había hasta langostinos, eso no engorda, así que... que sí, que comimos, nada de inapetentes damiselas, pero no fuimos las únicas, claro, los platos se vaciaban y los volvían a llenar, y cuando nos fuimos todavía estaban llenando platos y pasando dulces, pero ya no teníamos mucho más que hacer allí.
  Tuve que firmar el "recibí" y M.P. inmortalizó el momento. Observad la sonrisa de tonta que saqué en la foto de arriba, como si estuviera mirando un tierno gatito, o a mi hijo recién nacido, por Dios. Y es que la chica de la chaqueta roja me estaba diciendo lo que le había gustado mi relato (qué me iba a decir, ¿no?) y que quería leer el otro, "Desde Mi Olvido", porque le habían dicho que era muy bonito también y que se había quedado a las puertas del premio... -lo que me deja perpleja, porque se supone que las plicas no las abren, ¿no?- Yo estaba contestándole algo de que era "muy romántico", y M.P. disparó... y voilà la cara que he sacado... y bueno, es de las mejores, que hay fotos que he tenido que borrar a toda marcha porque vaya coco.
  Así que, chicos, por fin tengo un premio en metálico, y he asistido a una entrega de premios, me he puesto nerviosa pero no tanto, y me he acordado un montón de mi padre, que recibió tantos premios y yo casi nunca pude asistir con él, pero iba con mi madre y luego contaban lo bien que lo habían pasado, y lo orgullosa que mi madre se sentía de él, cómo le aplaudía la primera siempre, en  fin, me acordé mucho de ellos.
  Además, podéis observar el azul de mis uñas, no iba a renunciar a ser un  poco "yo" a pesar de que me puse chaqueta, botas de tacón, pinturas de guerra... vamos, que me arreglé casi formal, me divertí un montón eligiendo la ropa, alisándome el pelo (luego estuvo lloviendo todo el día, así que se me fue rizando, pero se quedaba bonito). Tengo que dejar de ser tan negativa y pensar que estoy gafadita en todo, ¿no? Ayer lo pasamos bien, fue todo guay y pis pas, hala.
  Y ahora os planto el relato, supongo que no vais a tener ganas de leerlo después del pedazo de entrada, pero no pasa nada, yo lo pongo porque el pobre se lo merece, que ni yo confiaba en él, y ya está.



                                                            La Escalera De Cristal
La mente domina el cuerpo;
 la mente no siempre domina la mente.
Franz Herber
La verdad es que si me he puesto hoy aquí, en este rincón, de espaldas a todos y frente a este viejo cuaderno, es porque necesito hablar de ella, porque no la he olvidado ni la olvidaré nunca y porque, hagáis lo que hagáis las demás, para mí no tenéis nada que hacer. Lo siento, chicas.
Katrina era… ¿cómo podría expresarlo? Era la luz cegadora del relámpago, la espuma en la catarata, el “do” de pecho. Lo más. (Claro que también podía ser el trueno, el rayo, el abismo… lo peor, ya lo sé). Con ella no te aburrías nunca, eso puedo jurarlo. Era arrolladora, alegre, traviesa, vivaz, desconcertante… Era… ella: ¡Katrina! ¡La estrella más radiante, mi estrella fugaz!
-La hija de la loca –señalaba mi madre, y lo decía con un desprecio que me inundaba el pecho de rabia-. No quiero que te acerques a ella y no te lo digo más.
Bueno, nunca le hice caso, ¡normal! Ya sé que era mi madre y todo eso de que a los padres hay que respetarlos y obedecerlos y blablablá, pero si tu madre te dice que te tires a un pozo… no sé tú, pero lo que es yo, como mucho, le digo “sí, mamá”, y me voy corriendo lo más lejos que pueda.
Con esto quiero decir que mi madre, aunque sea mi madre, no siempre tiene la razón, y que en todo lo que se refería a Katrina se alteraba tanto que perdía el juicio. De verdad.
Por aquel entonces yo tenía quince años y no entendía mucho de sutilezas, así que le conté a Katrina que mi madre no quería que me juntara con ella, pero que por mí, que se peinara “p’atrás”. La verdad es que tuve poco discernimiento, ya que se lo dije en uno de esos días en los que lo mejor era adorarla de lejos, porque a veces Katrina sacaba el genio y, lo juro, daba más que miedo.
¡Ya lo creo que sacó el genio: se subía por las paredes! Yo miraba fascinado su boca, el movimiento imparable de sus labios, sus facciones que se deformaban por la furia, todo por no mirarla a los ojos. Aquellos no eran los ojos de “mi estrella”, los lagos glaucos en los que yo podía perderme durante horas. Se le achinaban, turbios, casi negros, miraba de reojo, era una cobra en el punto álgido del ataque. La más pura expresión de odio vibraba en ellos. Si no la hubiera visto así otras veces, me habría muerto de miedo (y de pena), pero sabía que al poco rato se suavizaría, me pediría perdón, lloraría… Y sabía, sin ninguna duda, que yo lo olvidaría todo inmediatamente y seguiría adorándola, porque ella era –y le encantaba que se lo dijera- la estrella blanca que guiaba mi camino.
Lo que me iba quedando claro era que más valía no hablar con ella de muchas cosas. Esto no me importaba mucho: prefería mil veces escucharla. Era brillante, su charla burbujeaba. Podía hacerme reír, hacerme reflexionar, hacerme llorar (pese a mi vergüenza) con sus palabras y con su música.
-Es igualita que su madre, no tiene mesura, siempre llamando la atención –decía mi madre-. Eso sí, trabajadora como ella sola, pero una veleta, nunca sabías por dónde iba a salir. Pobre Luis, con lo buena persona que era, le tocó enamorarse de una mujer como ella. Lo mejor que hizo fue tirarse al río.
Cuando fui dejando de creer que todo lo que decía mi madre iba a misa, me preocupé de enterarme por otras fuentes. La madre de Katrina había sido… “rara”. Lo mismo era la más alegre y alborotadora del mundo como caía en unos pozos negros de depresión de los que parecía imposible sacarla. Cuando nació su hija, todo pareció empeorar. Dicen que las peleas que se oían en su casa eran de órdago, que se ponía tan violenta que tiraba cosas, rompía puertas, platos, jarrones. ¡Atacaba! A veces se volvía contra sí misma, se arañaba, se arrancaba el pelo. Un día, cuando Katrina tenía nueve años, su padre la cogió y se marcharon. La madre se encerró en la casa, no la veían salir ni a la compra, hasta que una noche… debió salir. La encontraron en el río, flotando bocabajo, con el vestido que se había hecho para la primera comunión de su niña.
-Yo sé lo que ella sentía –me dijo una noche Katrina. En los últimos tiempos hablaba mucho de su madre. Aquel día ella había estado rara, distinta. Ni furiosa ni eufórica, tampoco aislada ni apática. Se la veía como dulce, nostálgica, con espíritu de adiós. Rasgueaba las cuerdas de su bandurria al azar, arrancándole unas notas extrañas, casi inquietantes.
Estábamos sentados en el porche de su casa, a oscuras. Las nubes pasaban deprisa y de cuando en cuando descubrían una luna muy redonda, muy blanca, que parecía al alcance de mis manos.
No me atreví a preguntar, no fuera a cambiarle el humor. Por aquel entonces yo tenía dieciocho años y ella veinticuatro, y yo no era ya el adolescente enamorado de su vecinita. Sabía que Katrina tenía otra vida, le había sostenido la cabeza muchas veces después de embriagarse en alcohol como si no hubiera mañana; había secado sus lágrimas cuando se enamoraba loca y profundamente de alguien que la abandonaba; había sufrido sus etapas creativas, cuando cogía los pinceles (sí, también pintaba) y no podía descansar ni de día ni de noche, como si la vida le fuera en ello: imágenes hermosas y extravagantes de un colorido imposible que parecían absorberte hasta más adentro del fondo del cuadro. Y, sobre todo, había aprendido a mantenerme fuera pero cerca, al alcance de su desamparo, cuando la furia la enloquecía cubriéndole los ojos con aquel velo negro y retorcido que no era odio sino impotencia, miedo, dolor.
-Sé lo que la vida fue para ella porque para mí es igual –continuó Katrina aquella noche, con la mirada ausente-. Es como subir una escalera de cristal, radiante, hasta el cielo. No hay nada más hermoso. El problema es que luego… hay que bajarla, sabes, y cuando bajas vas mirando los peldaños para no caerte, y cuando los miras, el cristal lo desfigura todo; lo que al subir parecía belleza se convierte en deformidad, se burla de ti, y sigues bajando más deprisa para no verlo, y mientras más bajas, más feo, oscuro y decepcionante es todo, y bajas más y más, y te hundes. Y cuando estás hundido, al fondo, ya no te atreves a subir, porque el cristal es frágil y se puede quebrar bajo tus pies, y entonces volverás a caer, y piensas que tal vez… sólo tal vez… ya no tengas ánimos para subir. Porque te preguntas: ¿y para qué?
Durante un rato pareció olvidarse de mí, aunque sus dedos se deslizaban sobre mi cabeza, jugueteando con mi pelo como si todavía viera en mí a aquel niño que yo ya no era.
-Yo, ahora, estoy…  intentando subir… más despacio -dijo, al cabo. Yo no dije nada, solo acaricié su mano y la apreté un poquito, para que supiera que siempre, siempre, dijera lo que dijera, yo estaría allí.
Ya sabíamos los dos que su cabeza “no funcionaba bien”. Su madre había padecido trastorno bipolar (lo que antiguamente se llamaba “psicosis maníaco-depresiva”) y Katrina lo había heredado, lo que en pocas palabras quería decir que pasaba de estados de una euforia y actividad intensísimos a lo más oscuro y doloroso de la depresión; cuando estaba “alta” brillaba como un sol ardiente, podía quemar, me consta, pero también podía alcanzar los mayores éxtasis, o pintar el cuadro más impactante del mundo, o componer música de ángeles o diablos, o enamorarse como Julieta, o hacerme creer que tenía el cielo en sus manos y que lo compartía conmigo. En aquellas primeras épocas, Katrina se reía diciendo que ella era mi estrella bipolar, y no parecía importarle su “locura”, porque, según afirmaba, aquel subidón era “la verdadera felicidad”. Pero después llegaban sus furias (de eso procurábamos no hablar mucho,  el recuerdo nos dolía demasiado) y más tarde empezaron a llegar los días “de pozo”, aquellos en los que Katrina no era nada, nadie, ni su propia sombra, aquellos que cada vez duraban más. Yo quería que ella fuera al psicólogo, al psiquiatra, adonde pudieran ayudarla, pero algo me impedía insistir. Nunca parecía ser el momento: cuando estaba eufórica no me hacía caso, cuando estaba en su pozo no me escuchaba, cuando me iba a mi casa yo me llamaba cobarde, cobarde, cobarde, y el círculo se cerraba, y siempre era igual.
Yo era muy joven, creí que bastaba con seguir siempre a su lado, leal, contra viento y marea, creí que el Amor lo podía todo, no supe pedir para ella la ayuda que tanto necesitaba. Y aunque ella nunca lo supiera, por no traicionarla, por respetar su confianza, le fallé.

Una mañana de marzo, Katrina se fue. Algunas semanas después recibí una carta suya en la que se despedía, una carta muy, muy larga, cariñosa y deshilvanada. Después de un invierno en el que había vivido un gran amor, una gran decepción y varias semanas de pozo negro, no puedo decir que me extrañara su partida: de alguna manera se había estado despidiendo cada día, cada noche, muy despacio, con esa ternura dolorosa con la que nos despedimos de lo más amado. Se había quedado tan delgada que parecía transparentarse, porque cuando se enamoraba, Katrina no comía, se alimentaba de amor y alcohol, y cuando la dejaban (y siempre la dejaban) rellenaba su vacío engullendo más y más, y después se metía el cepillo de dientes hasta la garganta, vomitaba y volvía a devorar.  Cuando yo le reprochaba tímidamente, ella se encogía de hombros: otra manía más, la hija de la loca había heredado la locura de su madre.

 Han pasado los años… no muchos, sólo una eternidad. Ayer recibí una carta. Reconocería entre un millón su escritura, los palitos larguísimos de sus letras, la inclinación…
Era muy corta, no como aquella con la que se despidió. Me la sé de memoria. Dice así:

     Querido Carlos: subir escaleras de cristal es muy, muy cansado y,
 para subir de nuevo, siempre tengo que volver a bajar, y el cristal cada
día me da más miedo.
   >Estoy pensando que tal vez, sólo tal vez, tenga alas y pueda volar…

Esta mañana, la noticia ha corrido por el pueblo: Katrina, la hija de la loca, ha saltado desde lo más alto de un puente, allá en su gran ciudad.
Mi madre ha dicho:
-Hay qué ver, con lo bien que pintaba… Dicen que era una artistaza como la copa de un pino, sus cuadros valdrán un dineral… -y después, con un suspiro, me ha mirado de soslayo y ha añadido, incongruente-: Pero, claro, la cabra siempre tira al monte…

Katrina, mi estrella bipolar, te dejé sola. Yo quería haber estado siempre a tu lado para ayudarte, para amarte, para compartir tus sueños y cogerte de la mano cuando sintieras que los escalones de cristal se rompían bajo tus pies. Yo era muy joven… no lo seré más. Cuando estabas en el fondo de tu pozo negro no se oía tu voz pidiendo ayuda, pero sé que la pedías, lo sé. Tenía que haberla pedido yo por ti, yo con mi voz que podía gritar más alto, con mis manos fuertes que no se tendieron hacia ti lo bastante, ¡con tanto amor como me desgarraba el corazón! Si tú no tenías valor para luchar, tendría que haber luchado yo por ti, y tú habrías empezado a subir aquella escalera de cristal, poquito a poco, y tal vez habrías conseguido detenerte en medio… o tal vez no… pero con mi apoyo, y con el apoyo de tantos –médicos y enfermos, guerreros todos que luchan con denuedo en la batalla-, algún día habríamos cegado el pozo para que no cayeras más en él.

Katrina, mi amor, esta noche he venido, como tantas, a sentarme en el porche polvoriento de tu casa. La madreselva lo ha invadido todo con sus blancas flores –“rosas de miel” las llamábamos, ¿recuerdas?- que se van volviendo amarillas, como las páginas de aquel libro de poemas olvidado. El viento juguetea entre las hojas y yo quiero creer que escucho, muy quedito, aquella vieja melodía que arrancabas a tu bandurria. Y me pregunto tantas, tantas cosas…

Katrina, mi Katrina, sobre el pozo brilla una estrella muy blanca, muy pequeña, una estrella que no había visto nunca y que hace guiños a escondidas de la luna, guiños que son sólo para mí.

Yo también me pregunto, sólo me pregunto, si al final descubriste que sí podías volar…
                                                                                                                                                             

45 comentarios:

  1. Mañana, hoy me he quedado pegada a un relato, dandole vueltas me he enredado y no puedo salir y no quiero...
    Mañana
    Saltos y brincos que ya compartimos

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  2. Mañana o cuando sea, Ester. Qué maravilloso es quedarse pegada a un relato, ¡me encanta esa sensación!¡Creo que es adictiva!
    Saltos y brincos, ya lo creo que los compartimos, y no metafóricamente.
    Y mil besitos.

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  3. Lo siento, pero tenía que comentar antes de leer el relato, te prometo otro para después, pero verte en las fotografías me ha rejuvenecido totalmente. "¡Qué guapa!, siempre en su estilo." Son palabras de Nuria que no hago más que corroborar y transmitir. Literatura para más tarde te diré (desde un punto de vista absolutamente masculino) sobre la dieta que si te va bien para la ansiedad tabaquil, bien, pero que no te pases que estás muy bien.
    Te lo mereces más que de sobra, éste, el anterior y todos los que escribas.
    ¡Enhorabuena y besos apretaos guapísima! y ahora lo digo con conocimiento de causa.

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  4. Voy a hacer una crítica:
    ¡Eres una mujer bellísima y de un atractivo, cuando menos, perturbador!
    El relato también es muy... bonito.
    No me atrevo a mandarte besos.

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  5. Pelayo, Nuria, ¡gracias! Es verdad que hace tantos, tantos años que no nos vemos... aunque, claro, yo a ti te he visto en la tele ya unas cuantas veces, y en fotos en el blog, y a Nuria en una foto en Italia, la entreví, y es cierto, nos emocionamos, ¿verdad?, al vernos despues de 33 años... ¡guau!
    Gracias por tus piropos, Pelayo, y gracias por lo de que "me los merezco", por lo menos no será por falta de entusiasmo al escribir. Ahora, eso sí, no tengo nada en perspectiva, solo el blog, y en parte me alegro porque necesito un poco de descanso para la mente y disfrutar leyendo montones de cosas que tengo por leer.
    Besos apretaos, y a mi Nuria también, por favor.

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  6. Querido Pitt, me encanta eso de "atractivo perturbador", suena entre misterioso y aventurero...
    Bueno, no olvides que me tiré bastante rato para elegir ropa, alisarme el pelo, pintarme, decidir complementos y toda la parafernalia. Y las botas me las prestó mi niña, aunque ahora me doy cuenta de que no se ven en ninguna foto, eran chulísimas.
    Pitt, ¿cómo que no te atreves a mandarme besos? ¡No me hagas sufrir!
    Un super beso para ti, y gracias, resalao.

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  7. Ayer me quede prendida en tu relato y no quería dispersar mis pensamientos. Y es que creo que si pudo volar, su nombre es el nombre de un huracán.
    Me alegro mucho del premio que te han dado, por el valor económico, que veo que vas a hacer malabares con él, y por la honrilla. Ya ves que de gafe nada, solo necesitabas mirarte al espejo y quererte un poco, deja de criticarte “Sonrisa tonta” son dos palabras que nunca pueden ir en la misma frase, se te ve muy guapa y si que se aprecia una “sonrisa feliz”.
    La escalera de cristal me ha parecido un relato estupendo, no soy jurado ni critico literario pero he leído y leo mucho, de algo me tiene que servir. Enhorabuena y me congratulo de tener una seguidora de mi blog que es tan buena relatista y adivino que tan buena persona.
    Saltos y brincos

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  8. Ante todo y ahora, te felicito por el premio y te doy mi más sincera enhorabuena y mi más cariñoso abrazo.

    Luego, con más tiempo (espero que el día me de tregua) pasaré a leer el relato.

    Besitos y adelante
    Ah, y estás muy guapa en las fotos:)

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  9. Ester, cuando me dijiste que estabas inmersa en un relato, pensé que estabas escribiéndolo, por eso te envidié cordialmente. ¿Era leyendo el mío? Me hace mucha ilusión que te haya gustado, yo que no tenía fe en él, a pesar de que el final me encantaba...
    Pero espero que te equivoques, que mi Katrina no se convirtiera en ningún momento en ese huracán que tantas vidas segó y tanto daño hizo. A pesar de sus furias, enseguida se arrepentía, lloraba, pedía perdón... y hubiera sido terrible saber que había provocado tanta destrucción. No, yo creo que se convirtió en esa estrellita blanca, tan pequeña, que Carlos veía sobre el pozo y que le hacía guiños a espaldas de la luna. ¿No crees?
    Gracias por tu felicitación, Ester. Estoy muy contenta, no solo de pan vive el hombre pero a veces sienta muy bien poder darse algún caprichito y dárselo a los míos, que estamos bastante apurados siempre y ahora que llegan botas, medias, leggins... qué bien poder comprarse algo, para variar.
    Saltos y brincos hasta las estrellas, preciosa.

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  10. Gracias, Trini. ¡Estoy muy contenta! Sé que el relato es muy largo y a la mayoría no os va a dar tiempo para leerlo, pero pensé que merecía ser puesto aquí, y además, cuando encontré las imágenes que lo acompañan... sobre todo la última, extrañamente la tenía guardada hace un montón de tiempo por lo mucho que me gusta, y no había podido encajarla nunca, cuando la vi me di cuenta de que, seguramente, estaba ahí justo para ser de Katrina... a lo mejor esa imagen existió para que se escribiera este relato sobre ella.
    (Yo siempre con mis paranoias, ya lo sé, pero me ayudan a vivir a mi manera).
    Mil besitos, Trini, guapísima.

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  11. Me gusta que tenga el nombre del huracán...
    Me encantó el relato, la verdad que hasta me emocionó, está contado tan bien... Te mereces el premio, y te felicito por cierto, me imagino (y la conozco en carne propia) la alegría de que te lo hayan otorgado, es un subidón que no tiene precio (aunque el dinero venga muy bien).
    Gracias por compartir tu texto. Un beso

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  12. Y yo que no relacioné su nombre con el del huracán... Simplemente, tenía que llamarse Katrina, no había otro nombre para ella, a veces surge así, ¿verdad?, y en cambio otras veces se tira una horas -o días- buscando el nombre adecuado.
    Tienes toda la razón, es un subidón genial, claro que no tiene precio, cuando escribimos lo hacemos porque no podemos hacer otra cosa, no es posible renunciar, lo demás es, simplemente, la guinda del pastel.
    Mil besitos, guapísima.

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  13. Bueno, lo prometido es deuda. Ahí va mi crítica:

    De entrada te diré que ahora comprendo que te dieran el premio, ¡magnífico, amiga! Partiendo de mis escasos conocimientos literarios te diré que el relato me parece formalmente un fiel reflejo de lo que contiene, el contraste que das al discurso con la descripción de la escalera de cristal es tan brutal que hace pensar si el trastorno bipolar no es algo así: una sencilla descripción de amistad infantil/juvenil que de pronto cambia a una situación casi psicodélica magistralmente llevada.
    Sobre el contenido no mucho que añadir, recuerdo algo vagamente que incluso pueda ser una de esas citas mal atribuidas a Einstein (sinceramente no lo sé) en las que se decía "todos tenemos unos 5 minutos de locura al día, el verdadero loco es el que los sobrepasa", quizás el problema está en que no sabemos ver esos cinco minutos en los que tenemos más cerca y de esta forma ayudamos a que se alarguen en demasía.
    Perdona mi extensión, pero vengo motivado de la Universidad ya que hoy ha surgido el tema de "la discriminación a lo distinto" y casa muy bien con tu relato.

    ¡Enhorabuena Jana!

    ¡Te mereces el premio y mis más apretaos besos!

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  14. Querido Pelayo, me alegro de que lo hayas leído, la verdad es que es un relato largo para ponerlo en el blog y que sé que últimamente me estoy pasando en ese sentido, hago unas entradas demasiado largas y todos vamos con prisas...
    Quizá para comprender sea necesario meterse en la piel de cada uno, andar con sus zapatos, como decía Harper Lee; para escribir, yo al menos he tenido que ser Katrina y también Carlos, y con unos personajes me compenetro mejor que con otros. Me encanta eso que dices de los cinco minutos de locura... ¿pueden ser diez?
    Besos apretaos, nieblero, y gracias por tus visitas que tanta alegría me dan.

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  15. Es absolutamente precioso...

    Creo que ahora mismo no se me ocurre nada que decir, por miedo a estropearlo...

    Ojalá me quieran a mí, la cuarta parte al menos de lo que él quiere a Katrina... pobrecita...

    Como entiendo eso de tenerle miedo al cristal de la escalera por la que vas subiendo, ¿ y si se parte? ¿y si nuevamenteno resiste mi peso? ...

    Me ha encantado de verdad... *.* a medida que iba leyendo, se me iban poniendo los vellitos de punta, muchísimas gracias por hacer ese tipo de reacciones y sentimientos en mí.

    Pd: ¡Estás Preciosa!... Bueno, lo de que eres preciosa ya lo sabemos... ahora solo lo reafirmamos un poquito más =P

    Te Quiero ;)

    Me apetecía decirtelo porque hace mucho que no te lo digo, quería recordartelo, espero que no te importe.

    ¡Besazos Preciosa gatita blanca!

    =^.^=

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  16. Dios, Dawy,gracias a ti por ser como eres, y ese "te quiero" me ha sacado las lágrimas, tonta... Te quiero yo a ti un montón, pequeña niña gatita, y tengo siempre ganas de compartir todas mis novedades y sentimientos contigo, y te como el coco pero eres tan linda y tan buena...
    Gracias, bonita mía, hoy tengo una tarde un poco depre y estoy acurrucada en el sofá leyendo a ratos y acariciando a Puchi, nada más.
    Mil besazos para ti, gatita negra ojitos ámbar! =^.^=Rrrrrrrrrrrrrr

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  17. Hola guapa, escribes precioso, me encanta tu blog y ya lo voy a poner en mis blogs favoritos, muchas gracias por tu comentario. Besos desde Uruguay

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  18. Janita, ayer me descargué tu relato en mi e-book y anoche lo leí antes de dormir.

    No puedo más que felicitarte por la manera de exponer el dolor o la impotencia sobre esa enfermedad y la manera de llevar el hilo y la trama y así llegar al fin: impecable.
    No me extraña que te lo premiasen y me alegro mucho de ello.

    Besos y parabienes y ánimos a seguir escribiendo y participando en certámenes y, sobre todo, ganándolos:)

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  19. Hola, María, guapísima,me alegro de verte otra vez por aquí. Me encanta pasarme por tu blog, y la entrada del rock me levantó el ánimo.
    Un besazo, preciosa.

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  20. Trini, guapísima, gracias por tus palabras y tus parabienes. Sí, seguiré participando cuando vea algún certamen así chiquito, o que me diga "este me va a traer suerte", la verdad es que hace ilusión, pero sobre todo lo que más feliz me sigue haciendo es ponerme a escribir, copiar el relato a limpio, dárselo a leer a mi Anais... ese proceso, siempre igual y siempre distinto, me hace sentir viva.
    Los premios te dan el subidón para unos días y me suben la autoestima, que en eso sí que tengo que trabajar bastante.
    Un besazo, cariño.

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  21. Muy bonito el relato, pero muy triste. Demasiado. Además buen acertado el nombre de la muchacha.

    Y estabas guapísima. Sólo te falta poner una foto en la que salgan tus taconazos!! Las uñas quedan genial, y si son seña de ser "tú", mucho mejor.

    Felicidades y veo que un premio muy bien aprovechado :D

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  22. Pues sí, me he leído completa toda tu explicación preliminar y el relato de postre. El hecho del premio, pues ya me llevas ventaja. En mi vida he cobrado nada en metálico de mis actividades literarias. De mi trabajo en Educación sí porque he vivido de eso. es más, me he pateado España dando cursos sobre la Educación de los menores de 6 años. No me quejo, pero quiero que sepas que tú tampoco debes quejarte, que la vida es un muilagro cada mañana.me gusta nuestro interc ambio der comentarios y el mío esta mañana no es para Katrina sino para tí y es un hermoso beso de felicitación y de ánimo. Bueno, otro más

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  23. Oh dios! que bueno Jana! cómo puedes decir que no te terminaba de convencer?
    Enhorabuena por los premios recibidos y por los no recibidos y espero que te sigas presentando a todos esos concursos y los ganes o no, que compartas con nosotros tus relatos.
    Y ahora sí que lo digo con conocimiento de causa: GUAPA!

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  24. Misaoshi, tienes razón, me estoy dando cuenta de que últimamente todos mis relatos son o tristes o dramáticos. Ahora empezaré a buscar temas más alegres o divertidos,a ver si cambio un poco el chip.
    Mis taconazos eran préstamo de Anais (Not a Number)y eran muy cañeros, pero nunca tanto como esos tuyos de los imperdibles, que nos tienen fascinadas a las dos.
    Y mis uñas siguen azules y con unas pegatinas muy fashion que compré en el chino, ¡me encantan!
    Un súper besazo, guapísima, y gracias por pasar.

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  25. Antonio, si yo tampoco me quejo... que ya podría, la verdad, pero no merece la pena. Además, estoy muy contenta con mi premio, hoy me he ido a un chino con Anais y hemos derrochado (bueno, con mesura, ya no es posible derrochar sin mirar) en tonterías y regalos, me he sentido muy bien ese ratito, y cuando me sentía culpable, me decía: "es mi premio, tonta" y, de verdad, Antonio, alguna alegriílla así hay que darse, ya que otra cosa no hay. Al final me quedé sin ir a Granada porque ya hace mucho frío, tampoco voy a la feria de Niebla (mira que tenía ganas) porque está lloviendo... y todo son excusas y... bueno, que he dicho que no me iba a quejar.
    A mi también me gusta este intercambio de comentarios, y este beso también es para ti todo enterito.
    ¡Y otro de propina!

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  26. Maripili, que estás muy perdida y te echo mucho de menos. Ya sé que estás en tu nueva vida y que es normal, pero me acuerdo de aquellas entradas súper divertidas de tu blog, cuando los espárragos, y el pescadero y todo aquello... y las añoro. Te añoro, guapísima.
    Me alegro de que te guste, a mí no acababa de convencerme porque lo veía (y lo veo) muy "escrito especialmente para hablar de la enfermedad mental", claro que fue así, pero si hubiera podido escribir solo una paginita más me habría quedado más disimulada esa parte... pero bueno, confieso que quiero un montón a mi Katrina, quizá sea uno de mis personajes a los que más quiero.
    Muchos besitos, andaluza de adopción, tengo ganas de leerte más.

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  27. Ay janita...q yo no sé cuándo volverá la maripili. Me visitó durante un tiempo pero la apatía y la depre galopante de su álter ego real la tiene subyugada.
    Si algún día decides ir a granada, avísame, pero guardame el secreto. Muack

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  28. Atrapante y encantador relato. Desde el título hasta la última palabra. ¡Felicitaciones poe el premio! Más que merecido. Un abrazo grande.

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  29. gracias por pasarte por mi blog ser o no ser,desde luego que hacia mucho que no pasaba y te veo llena de ganas de vivir y de escribir se nota que escribir te ha dado energía e ilusiones ,y el premio ha sido la guinda del pastel ,me alegro que te encuentres también y llena de ganas de vivir,pues para los tiempos que corren es todo un lujo y me alegro mucho por ti,animo y adelante.

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  30. Maripili, cariño, no estés depre, ¿por qué tenemos que deprimirnos cuando encontramos el amor? Esta tierra pronto te gustará, le encontrarás el sabor,y a tu peque seguro que le gusta pronto también... claro que no sé si estás mal por eso, pero anímate, preciosa, que tú eres de la sal de la tierra.
    A Granada ya, si es que voy, será en primavera... o en verano... o le pasaré el viaje a Anais, porque M.P. le ha declarado la guerra a viajar, por lo visto, él que ha dao más vuelcos que un maletín roto, ahora le da yuyu la carretera y se pone tan insoportable que en un mes ya he anulado dos viajes por no oírlo. Y he llorado de rabia, fíjate, y de decepción, pero eso es lo que hay.
    Estamos apañaditas.
    Mil besos muy fuertes y cariñosos para mi Maripili.

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  31. Alma, gracias por pasarte, hace tiempo que no te vemos por aquí, ya sé lo ocupada que estás. He visto también tu comentario en el blog de mi padre, que lo tengo de verdad dejado y pienso retomarlo ya mismito, en cuanto organice otro montón de poemas y vea los que publiqué suyos y los que no... ¡es que lo hice un poco a lo salteado y ahora tengo un lío!
    Me alegro muchísimo de que estés por aquí; gracias por tus palabras para mi relato.
    Mil besos.

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  32. Querido Miguel, me alegro mucho de que hayas venido por aquí, he visto que llevas ya también cinco meses sin actualizar el otro blog, y éste de ser o no ser lo llevas un poquillo a remolque, no como antes. A todos nos pasa, ¿verdad?, un bajón de cansancio, solo quería saber si estabas bien, espero que sí, que nada de depresión sea lo que te hace actualizar tan poco.
    Un fuerte, muy fuerte abrazo, y muchas gracias por pasar tan pronto para alegrarme.

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  33. Una maravillosa historia con un final trágico y lleno de amor, desde luego que es un premio muy merecido.

    Esa heroina con nombre de huracan a merced de las habladurias por su incomprendida bipolaridad.

    Enhorabuena por este premio y los anteriormente recibidos. Se te ve radiante y feliz, y eso nos alegra un montón.

    Lo lei el otro día pero hasta ahora no he podido dejar comentario. Un gran beso.

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  34. Bueno, aquí me tienes, encantada de leer tus hermosísimos relatos y contenta de ver lo bonita que eres por fuera jajaja que por dentro ya sabía que eras preciosa.

    En cuanto pueda volveré a mi blog.

    Un beso enorme

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  35. Cierto, Neuriwoman, las habladurías siempre tienen que estar ahí, incomprensivas pero golpeando. Lo sé porque vivo en un pueblo.
    Hay qué ver, eso de que mi Katrina lleve el mismo nombre que el huracán, y yo que no me había dado cuenta. ¡Y me preguntaba de dónde habría sacado el nombre, pensando que tal vez lo habría leído alguna vez y no recordaba dónde! Es curiosa la asociación de ideas del subconsciente, ¿verdad?
    Un fuerte abrazo también para ti, Neuriwoman, guapa.

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  36. Adel, me alegro tanto de saber de ti... Se te echa mucho de menos, tus poemas que tanto me gustan (nunca olvidaré aquel de la luna, me impactó total) y tu prosa, también... pero, bueno, me alegro mucho de saber al menos que estás bien y pasas de vez en cuando por tu blog aunque sea en silencio.
    ¡Mil besos!

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  37. José María, he pasado por tu blog pero está en portugués y me cuesta bastante entenderlo. A pesar de ello, pasaré de vez en cuando.
    Un saludo.

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  38. Jana: Inasequible al desaliento!
    Y por ello tus relatos. Y tus premios. Y tu optimismo más que manifiesto.
    Te felicito por ese segundo premio, que bien pudiera ser primero, por qué no.
    Las fotos son una delicia. Por cierto, qué gracia me hace esa particular forma con que sujetas el boli o pluma entre el corazón y el anular, jejeje. (¿Tema para otro relato?)
    Y finalmente, he comenzado hoy con el relato. Bien lo leeré para después comentarlo.
    Un abrazo.
    ¡Ah, y cuidado con las enfermedades y prospectos: Al fin está ganando terreno esa dolencia generalizada, hoy por hoy sin curación, cual es la pseudohipocondria! Ahí sí que la SS no paga un euro por más que se haya cotizado.
    Un abrazo grande. Otro para Anais.

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  39. Quillaaaaaaaaaaaa, ¿esa cosa guapa eres tú? ARFFFFFFFFFFF!!!!!!! :D

    No he leído aún tu entrada. Tengo a mis peques revoloteando por aquí y no me dejan concentrarme.

    Paso a todo meter para agradecer tu felicitación. No hubo tarta esta vez porque los abuelis y el tío no pudieron venir (viven en otra provincia) y, si la hago y sólo somos nosotros cuatro para comerla nos dura varios días (los peques comen poquito dulce y a mí las tartas no me van mucho). Total, que les compré unas bombas rellenas de crema y nata, para mí una palmera de mermelada y, como remate de faena, una gran bolsa de chuches salados. Y no veas qué éxito, oye. ^_^

    ¿Sabes que ya llevamos dos meses y pico sin fumar? OLÉEEEEEEE y OLÉEEEEEEEEEEEEE!!!!! Esto es como para celebrar. ¡A que sí! :)

    Te dejo un regalito en forma de música para cuando lo necesites. De su letra, te recomiendo que elijas las frases que más te hagan apaño para cada ocasión y listo. ;)

    http://www.youtube.com/watch?v=mqqLoUcLX5I&feature=related


    BESO!


    Pd.: apenas visito a casi nadie. Ya no doy más (y menos que daré, pues entro en quirófano este mes: tres cirugías en una misma intervención). :( Disculpa mis ausencias, porfa.

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  40. Pili, tienes razón, esa manera de coger el boli es rarita: me acostumbré por imitar a mi madre, que lo cogía de esa forma tan original, y la verdad es que resulta mucho más cómoda que la manera clásica, sobre todo cuando escribes mucho; ahora sería incapaz de coger el boli normalmente.
    También tienes razón en lo de las enfermedades, pero el caso es que hace un tiempo que noto que no estoy bien mentalmente, algún fallillo tengo y por eso busco. No creo ser bipolar, ni siquiera ciclotímica, a pesar de que lo que cuento de las "manías" sí que sé muy bien cómo son, pero imagino que la mayoría de los que escribimos conocemos esa sensación. Pero algún problema sí que tengo, agravado, claro, por la situación de paro, mi pareja en paro también, en fin, cosas que son tan agobiantes que acaban afectando mentalmente por muy fuertes que intentemos ser.
    Gracias por tu visita, querida Pili. Un abrazo.

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  41. *L*, preciosa mía, gracias a ti por venir, me alegro de que lo pasaras bien a pesar de la falta de parte de la familia, eso de las chuches saladas suena súper apetitoso. Yo ya mismo voy de cumple, el de mi peque, el 26 de este mes. Le haré una tarta de galletas con chocolate y coñac, está ¡ñam, ñam! y por un día mandaremos la dieta a hacer puñetas (mira, en verso y todo).
    Comprendo muy bien que no pases por los blogs por ahora. Me imagino que estarás nerviosa, cariño, me gustaría que avisaras de cuándo pasas por quirófano para estar todo el día pensando en ti y mandándote fuerza y paciencia y energías positivas, ¿vale?
    Pasé por tu blog también el 28 para decirte lo de los dos mesecitos, somos la caña España, ¿eh? Aunque todavía paso ratos de mono, la verdad, pero sigo diciéndome "hoy,no"... y hasta ahora. Es duro cuando se tiene, como yo ahora, tanto tiempo libre.
    Un enorme besazo, linda *L*.

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  42. Enhorabuena por el premio Jana :)! Lo ves, al final algo acabaría llegando, que el esfuerzo tiene su recompensa.
    Tu relato ha sido precioso, de verdad, te mereces muchísimo ese premio. Esa escalera de cristal en la que no puedes hacer otra cosa que caer, y luego da tanto miedo subir que a veces ni siquiera puedes.
    ¿Sabes?, yo creo que has dado muy bien a entender qué es el transtorno bipolar, porque bueno, mi prima que tiene mi edad también lo padece (aunque ya se está recuperando), y es que es como si Katrina fuera ella de verdad, los gestos y la actitud, la mirada opaca...me he emocionado. Jo, es que no tengo palabras.
    Un abrazo muymuy fuerte Jana, espero que nos sigas trayendo por aquí más relatos^^

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  43. Querida Ví, a mí me emociona que me digas eso, porque no sabes cuánto leí, cuántos vídeos me tragué, cuántas vueltas le di al trastorno bipolar antes de ponerme a escribir mi Escalera. Necesitaba meterme en la piel de alguien que sintiera las manías y las depresiones, y que me digas que realmente conseguí algo me hace sentir muy orgullosa y feliz.
    Deseo de todo corazón que tu prima se recupere, que no deje el tratamiento y haga lo que le digan que debe hacer, y tú no dejes de apoyarla y comprenderla.
    Un beso muy fuerte, enorme, preciosa Ví.

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  44. Hola Jana, todavía mi novelita no vió la luz, le estoy haciendo correcciones pienso terminarla para diciembre y ver si alguien me la publica. Cuando la tenga te aviso y te la paso a ver que opinas Tu también escribes precioso y me encantaría saber más de tí y ver tus escritos. Si quieres puedes mandarme mail a maria@mariatrendy.com
    Gracias por tus muy lindos comentarios, seguimos en contacto, besos desde Uruguay

    Pd: En cuanto al mail que te mandé no tengo ni idea que pasó, ni poque se borro.

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  45. Hola, María; pues eso, que se queda una con ganas de leer más, sabe a poco, parece muy divertida y amena.
    Tomo nota del correo, en cualquier momento te estoy dando la lata.
    Un besito, guapa.

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Ana Vega Burgos
anavegaburgos,@hotmail.com