viernes, 17 de junio de 2011

TRAMPA PARA QUINCEAÑERAS

Era la época en que todas las chicas teníamos un cuaderno, ese cuaderno con dibujos o pegatinas en la pasta (no había tantas monadas como hay hoy, y teníamos que currárnoslo nosotras mismas), y en él, con la mejor letra, íbamos copiando poesías que nos llegaban al alma. Poesías de amor, de amistad, de desengaño. Nos pasábamos los cuadernos y copiábamos unas a las otras los que más nos gustaban. Yo todavía tengo por ahí
el mío, un cuaderno de pastas azules con las hojas amarillentas.
Las poesías eran del tipo:

Dicen que el negro es feo
y yo creo que no es verdad,
pues los besos más bonitos
se dan en la oscuridad.

   Y yo, que no confesaba ni bajo tortura que llevaba en la sangre el virus de las letras, que escondía mi "cualidad" como si se tratara de una enfermedad vergonzante, tampoco me atrevía a hablar de mis poetas. Las chicas, y los chicos, me habían mirado ya en primaria como a un bicho raro, así que yo me esforzaba en ser como todos, nada de lecturas a mansalva y mucho menos de Bécquer, Campoamor, Neruda...
   Pero les tendía mi pequeña trampa. Y entre las poesías de mi cuaderno, yo insertaba poemas de Bécquer, como si fueran letrillas populares, y cada vez que alguna chica las iba eligiendo cuidadosamente para pasarlas a su cuaderno, me sentía como el sembrador que mezcla orquídeas entre las margaritas, en secreto, sólo por verlas florecer en su esplendor.


   Aquí están aquellas estrofas que yo insertaba, a traición, viéndolas las más adecuadas para quinceañeras románticas que no quieren saber nada de la Aburrida Gente Seria que nos hacían estudiar en los libros.


Sabe, si alguna vez tus labios rojos
quema invisible atmósfera abrasada,
que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada.




               


   Hoy la Tierra y los cielos me sonríen;
hoy llega al fondo de mi alma el sol.
Hoy le he visto. Le he visto y me ha mirado...
¡Hoy creo en Dios!










Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto
y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino; ella por otro.
Pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: ¿por qué no hablé aquel día?
Y ella dirá: ¿por qué no lloré yo...?





¡No me admiró tu olvido! Aunque de un día
me admiró tu cariño mucho más.
Porque lo que hay en mí que vale algo,
eso... ¡ni lo pudiste sospechar!




Por una mirada, un mundo.
Por una sonrisa, un cielo.
Por un beso... ¡yo no sé
qué te diera por un beso!





Me ha herido recatándose en las sombras,
sellando con un beso su traición.
Los brazos me echó al cuello, y por la espalda
partióme a sangre fría el corazón.

Y ella prosigue alegre su camino:
feliz, risueña, impávida... ¿Y por qué?:
Porque no brota sangre de la herida.
¡Porque el muerto está en pie!






Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer: cuando un amor se olvida,
¿sabes tú adónde va?








Alguna vez la encuentro por el mundo,
y pasa junto a mí.
Y pasa sonriéndose, y yo digo:
¿cómo puede reír?

Luego asoma a mi labio otra sonrisa,
máscara del dolor.
Y entonces pienso: ¡acaso ella se ríe
como me río yo!





Podrá nublarse el sol eternamente.
Podrá secarse en un instante el mar.
Podrá romperse el eje de la Tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón.
Pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.




Es cuestión de palabras, y no obstante
ni tú ni yo jamás
después de lo pasado, convendremos
en quién la culpa está.

¡Lástima que el Amor, un diccionario
no tenga, donde hallar
cuándo el orgullo es simplemente orgullo,
y cuándo es dignidad!



  Y por último, otro que nadie copió nunca, me entristecía que no les pareciera adecuado para sus cuadernos; quizá con el paso de los años sí que les hubiera llegado mejor, porque es, ¿afortunadamente?, muy certero:

Como guarda el avaro su tesoro,
guardaba mi dolor.
Yo quería probar que hay algo eterno
a la que eterno me juró su amor.

Mas hoy le llamo en vano, y oigo al tiempo
que le agotó, decir:
¡ah, barro miserable! Eternamente
no podrás ni aún sufrir.


Vino y rosas para el Poeta que más me hizo soñar
y que siempre, siempre, irá conmigo
porque lo llevo tatuado a fuego y oro en el corazón.

POR  BECQUER: ¡chin, chin!


16 comentarios:

  1. Me encanta esta entrada, me emociona saber que no era yo el único "bicho raro" que con 12 años no soñaba más que con el romanticismo becqueriano, que todavía hoy suspira por vivir un amor como el que Neruda, Becquer, Shakespeare, o Víctor Hugo (entre muchos otros) tan especialmente relataban a través de esos maravillosos encajes que bordan en cada verso de sus poesías. Precioso Jana!

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  2. Ay, románticos, ilusos empedernidos,

    cada vez quedan menos, quedan, pero quedan

    muy pocos...

    Este tiempo materialista que nos ha tocado

    vivir, ¿es menos romántico que ayer?

    ¿Los jóvenes no lloran por amor?


    Es igual de romántico que entonces

    y los jóvenes siguen llorando por amor.



    Simplemente creo que se estudia menos y peor

    que se estudiaba ayer y se lee, aún menos, que

    se leía ayer.


    Ruben Dario, es un juvenil del Madrid, Gustavo

    Adolfo Becker un saltador de altura español.

    No sé, son otros tiempos.


    Eso sí, la rareza de escribir y si es poesía

    más, se lleva en silencio, como un delito.


    Saludos desde El Bierzo.

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  3. Se pasa mal siendo un bicho raro, ¿verdad? Luego lo vas asumiendo, pero te deja secuelas, al menos a mí.
    Pero también se disfruta con cosas que otros se pierden. Muchos besos, guapísima.

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  4. Salvochea, yo creo que ahora estamos tan clasificados en "tribus" que tenemos que ocultar cuidadosamente lo que sentimos,lo que leemos (a no ser que sea el libro de moda), lo que pensamos, todo. O eres "emo", y ya está, clasificado. No hay escapatoria.
    Cada día somos más tontos, de verdad.
    Besos desde mi blanco pueblo caluroso.

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  5. Me encanta la entrada, y las imágenes que has elegido para cada rima son perfectas. Me uno al clan de los bichos raros... Aunque yo no solía ocultarlo. Es superfluo decir que fui una marginada, ¿no?
    Muchos muchos besos. Te echo de menos gatita bonita, TQ GBLR

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  6. Hola,bichito: me alegro de que te hayan gustado las imágenes, estuve un buen rato buscando, ya conoces mis paranoias. La del diccionario me gustó mucho, me hace gracia: dos rosas. Bueno, ¡rarezas del bicho! Creo que los marginados de ayer hoy somos bloggeros. Al menos, muchos. Y es genial, ¡los margi, unidos,jamás serán vencidos!
    (Acabo de levantarme, se nota, ¿no? Besitos, yo también te echo de menos. A ver si el lunes puede ser de una vez. TQ GBLR

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  7. Mi querida Jana: Mi "tramposilla" :) Alabo lo que hiciste pues era la manera de poner semillas para que luego florecieran. Déjame que brinde contigo por Becquer y por todos los sntimientos que nacían al leer sus poesías.

    Brisas y besos.

    Malena

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  8. Chin, chin, Malena, por Bécquer, por Neruda, por Machado, por todos los poetas que nos hacen pensar que alguien sabe expresar lo que sentimos, que no estamos solas en este extraño mundo apresurado.
    Mil besitos.

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  9. Me he tomado la libertad de ''pisar'' un poquito tú blog, de leer , y de dejar la huella por aquí, espero que no te importe. Decirte que me has recordado un poco a mi, salvo que yo no lo escondía, no me importaba ser un bicho raro por algún extraño motivo... no me gustaba ser como el resto. Lo mismo un día te enseño el post en el que hablo de eso xDAunque pensandolo bien lo mismo hasta te asusto xD.
    Si no te importa... yo también me quedo por aquí.
    Besos =^.^=

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  10. Bienvenida al club de los "bichos raros", Dawa. Ya no me avergüenzo, pero de pequeña sólo quería ser como los demás, no llamar la atención, y al final me quedé tontamente insegura en la vida.
    Probablemente entraré a saco en tu blog, espero que no te moleste que se te lea todo de una vez, cuando tardamos tanto en escribir entrada a entrada. Soy bastante obsesiva, si empiezo algo que me gusta necesito seguirlo. Me interesó mucho lo primero que fui leyendo, la "carta" del niño autista.
    Pásate por aquí cuando quieras, guapa. Nos veremos en tu blog.
    Besitos.

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  11. ¿Verdad que Bécquer sabía expresar en pocas palabras lo que sentimos? He estado por tu blog otra vez, perdona si soy pesada.
    Besos.

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  12. !Ah¡ Que sería de nosotros sin las letras, y sin los que las escriben, y sin escribirlas nosotros mismos.

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  13. Yo no sería yo sin mis poetas, sin mis libros de toda la vida. Sin escribir... no sé, estuve años sin escribir, pero cuando volví a hacerlo recuperé una felicidad... rabiosa. No sé si podría volver a dejarlo del todo, no sé.
    Besitos.

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Ana Vega Burgos
anavegaburgos,@hotmail.com